El hambre es el mecanismo natural que tiene nuestro cuerpo para señalarnos que necesitamos comer y obtener energía. Pero no es sinónimo de apetito. En este último intervienen otros factores, como por ejemplo, la edad.

Tómate un momento para pensar en ti mismo. ¿A lo largo de tu vida siempre tuviste el mismo apetito? ¿No te pasó acaso que lo que en un momento odiabas luego te gustó, y viceversa?

Conoce cuáles son las siete edades del apetito y luego cuéntanos en cuál te encuentras tú.

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¿Hambre física o emocional?

Edad 1: hasta los 10 años

En esta edad el apetito está muy vinculado con los hábitos, con la costumbre. El cuerpo experimenta muchos cambios; por eso, llevar una alimentación adecuada es fundamental. Sin embargo, los estímulos de las publicidades y los productos destinados para niños que contienen una gran cantidad de aditivos que generan adicción, pueden ocasionar problemas.

Aprovechar el momento de comer como una experiencia donde intervenga el aprendizaje y la combinación de sabores puede ser una vía de entrada para que aprendamos a comer sano y rico desde la infancia.

Obligar no sirve, pues distorsiona las propias señales de apetito. Es mejor favorecer el propio registro e inculcar que una comida sana es una caricia y una forma de amor propio.

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Edad 2: de 10 a 20 años

Esta edad coincide con la adolescencia, etapa en la que aumenta el apetito debido a los cambios hormonales, la llegada de la pubertad y los cambios que se producen a nivel físico.

En este período, es común que se coma de manera deficiente, al paso, sin prestar demasiada atención. Es tiempo de las primeras reuniones con amigos, del peso social del comer.

Pero es importante reforzar los hábitos positivos ligados a una alimentación saludable, variada y nutritiva, ya que, nuevamente, aquello que se fije como normal en esta etapa será fundamental para la vida adulta. De alguna manera, se estarán poniendo los cimientos para un crecimiento sano.

Edad 3: de los 20 a los 30 años

Algunos cambios que se producen en esta etapa, como trabajar por largas horas sentados, estudiar, o la convivencia, pueden generar modificaciones en la rutina y, por ende, también en el apetito. Un examen es un buen ejemplo: puede que sintamos mucho más apetito, o mucho menos, dependiendo de cada cual; o que no tengamos tiempo de cocinarnos y entonces pidamos mucho delivery.

Es probable que en esta etapa nos cueste perder peso. El cuerpo envía señales fuertes de apetito cuando comemos menos de lo necesario, pero resultan más débiles las señales para evitar que comamos de más.

Edad 4: de los 30 a los 40 años

En esta edad, lo que incide sobre el apetito es, sobre todo, el estrés: puede hacerlo voraz o disminuirlo.

Los entornos laborales a veces tampoco promueven una buena alimentación: máquinas de snacks, galletas y delivery. ¿La clave? Planificar para poder llevar un registro sin dejarse llevar por todos los estímulos; y, sobre todas las cosas, buscar un entorno positivo para trabajar para no dejar que el estrés nos enferme.

Una persona sostiene un recipiente con ensaladas

Edad 5: de los 40 a los 50 años

¿Sabías que la palabra "dieta" viene del griego diaita, que significa "régimen de vida, forma de vivir"?

A esta edad ya nos hemos acostumbrado a un estilo de vida, pero nuestro cuerpo ya no es el mismo. Por eso, en general, es el tiempo en que, más allá del apetito, por recomendación médica, empezamos a implementar cambios según lo que necesitamos. Este es el ejemplo de casos como el colesterol alto o la hipertensión.

Edad 6: de los 50 a los 60 años

En esta edad comienza la pérdida progresiva de masa muscular, ​​​​​lo cual se conoce como sarcopenia. Esto se ve acelerado por una menor actividad física, el menor consumo de proteínas y, en el caso de las mujeres, la menopausia.

Nuevamente aquí el apetito estará muy condicionado por los requerimientos nutricionales de nuestro estado de salud.

Edad 7: de los 60 en adelante

En general, la vejez conlleva falta de apetito, lo cual genera una pérdida de peso y una mayor fragilidad. Otros factores como las dificultades para tragar, los problemas dentales, entre otros, también interfieren en el deseo de comer.

Pero es tiempo de volver a hacer de la comida una experiencia social, de disfrute y placer para compartir junto a los seres más queridos.

Y tú, ¿en qué edad estás?

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Fuentes:

BBC

El Universal