Los árboles, que son esenciales para mantener el equilibrio del planeta y de todos sus seres vivos, también son una fuente de curiosidad por su potente energía sanadora. Abrazar árboles para sentirse mejor es una práctica milenaria.

De hecho, los científicos han demostrado que hacerlo tendría efectos positivos sobre el dolor de cabeza, la depresión, las enfermedades mentales o los trastornos de déficit de atención e hiperactividad, entre otros. Con los nuevos descubrimientos en este ámbito, la conexión que sentimos con los árboles podría tener nuevas explicaciones.

Hasta ahora, la ciencia pensaba que el agua se movía a través de los árboles por ósmosis; pero los expertos en biociencia de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, descubrieron que los árboles bombean el agua activamente desde las raíces hasta las hojas, generando un pulso.

Los estudios fueron publicados en el sitio New Scientist, donde el científico e investigador del proyecto Andrés Zlinsky comenta que han descubierto que la mayoría de los árboles generan cambios periódicos: las ramas suben y bajan durante la noche para transportar agua y azúcar.

Gracias a las nuevas tecnologías por las que han podido observar este proceso, actualmente se cree que los árboles viven al ritmo de un latido, similar al de los seres humanos. Los mismos parecen actuar de la misma manera que el corazón actúa sobre el cuerpo humano, excepto que en el caso de los árboles las ramas bombean el agua desde las raíces hasta las hojas.

En la misma analogía, las traqueidas humanas serían las venas de los árboles, por donde se produce el movimiento del agua. Esto sucede mayormente durante la noche, cuando las ramas de algunos árboles descienden hasta 10 centímetros antes de volver a elevarse con la salida del sol.

hermoso y gigante arbol

Para medir el pulso, los investigadores utilizaron un escáner láser terrestre: monitorizaron 22 especies de árboles y documentaron los cambios de forma en sus copas. Descubrieron que la mayoría de ellos realiza este tipo de “latidos”, descendiendo sus ramas por la noche y elevándolas al amanecer.

El estudio también evidenció que los árboles suelen aumentar su transpiración por la mañana y la disminuyen en el transcurso de la tarde y la noche, por lo que producen un pulso más lento. Esto denota que su tipo de pulso no es regular como el de los seres humanos y es muchísimo más lento: latiría una vez cada dos horas.

Se cree que por esta razón el latido de los árboles no había sido descubierto antes. La especie magnolia grandiflora, por ejemplo, solo late en tres etapas durante la noche, debido a los cambios de presión del agua.

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Fuentes:

Nation

Ilusión Viajera