El Parque Natural Lago Lugano es uno de los mayores reservorios de biodiversidad de Buenos Aires, Argentina. Pero, no hace mucho tiempo atrás, esos espacios verdes eran utilizadas como relleno sanitario clandestino.

Fue en el 2012 cuando, gracias a la sanción de una ley por parte de la Legislatura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se eligió cambiar el rumbo de las cosas para que los habitantes tuvieran un entorno más saludable. El Lago Lugano y una zona costera fueron protegidos mediante esta normativa, además de modificarse el uso urbanístico.

Como resultado, el lugar se convirtió en un parque con las características de un área protegida, donde habitan más de 20 especies de mariposas, 99 especies de aves y más de 200 tipos de plantas.

Inaugurado en marzo de 2017, el Parque Natural Lago Lugano es uno de los espacios verdes más nuevos de Buenos Aires; pero además, es la manifestación de que todo puede ser posible, incluso lo que podría parecer inviable. Porque allí, en el barrio de Villa Soldati, ubicado en el extremo sur de la provincia, lo que antes era un basural, hoy es un lugar donde los vecinos y turistas pueden encontrar un espacio tranquilo dentro de la ciudad, en contacto con la naturaleza. ¿Quién lo hubiera imaginado?

¿Cómo fue posible?

El puntapié para que la zona se convirtiera en el Parque Natural Lago Lugano, un espacio de preservación, concientización y educación ambiental, fue la ley 4.400 sancionada en 2012. A partir de ese primer paso, la Agencia de Protección Ambiental (APrA), dependiente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad (MAyEP), empezó con la enorme tarea de reacondicionar el entorno. Esto incluyó, entre otras acciones: la limpieza del predio, la demarcación de más de 1500 metros de senderos, y la plantación de más de 350 plantas autóctonas en el lugar.

¡Cientos de vecinos se ofrecieron como voluntarios para ayudar!

Y así, gracias a la voluntad política y la colaboración de los habitantes de la Ciudad, el espacio se fue transformando y recuperó su calidad ambiental.

Además, para que los vecinos pudieran disfrutarlo, se construyó un centro de atención al visitante siguiendo criterios bioclimáticos y sustentables, y se incorporaron luminarias LED.

Pero, ¡esto no fue todo! Habiendo alcanzado la recuperación del terreno, decidieron ir por más.

¡El agua también!

Además de estas transformaciones, la Ciudad de Buenos Aires desarrolló dos proyectos de fitorremediación para mejorar la calidad ambiental del arroyo Cildañez, que recorre el extremo este del parque.

Esto incluyó, por un lado, la incorporación de plantas autóctonas (como el junco) para que, una vez en contacto con el agua, ayudaran a reducir la carga orgánica en el curso y absorbieran un porcentaje de los metales pesados que se encuentran en ella.

Por otro, también implicó la construcción de 5 humedales artificiales para que actuaran como una planta de tratamiento, mejorando la oxigenación del agua.

Desde Bioguía celebramos esta iniciativa y deseamos que desarrollos como el del Parque Natural Lago Lugano sigan expandiéndose en todo el mundo, como ejemplo de que los cambios sí pueden hacerse si hay voluntad política y colaboración ciudadana para llevarlos adelante. Porque el planeta es de todos, y cada uno, con su pequeño aporte, puede hacer mucho más de lo que se imagina.

¡Felicitaciones, Buenos Aires!

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