El castor canadiense originalmente habitaba América del Norte, desde Alaska hasta el norte de México. Pero en el año 1946, la Marina argentina trajo desde Canadá 10 parejas de castores y los liberó en Isla Grande de Tierra del Fuego con el objetivo de generar una mayor diversidad de especies, como también para el uso peletero.

El roedor es semiacuático, por ende habita los bosques andinos-patagónicos, pero siempre cerca de algún curso de agua donde pueda construir madrigueras en las orillas. Las madrigueras tienen 4 metros de diámetro y 1.5 metros de altura. Para prevenir inundaciones, el castor construye diques de hasta 5 metros de altura con troncos del bosque.

Se alimenta principalmente de cortezas, hojas, ramas y plantas acuáticas. Se lo denomina como “ingeniero de ecosistemas”, ya que corta ramas y troncos de árboles para la construcción de diques, canales y madrigueras, modificando así el entorno y el paisaje natural.

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castor canadiense con una rama nadando

El castor canadiense logró expandirse hacia territorios extensos debido a la falta de depredadores naturales como también la prohibición de su captura o caza durante 35 años. El roedor migró hacia Chile donde logró colonizar la península Brunswick en Chile. La población del castor se multiplicó 5000 veces y se estima que la población actual es de 100.000 a 150.000 individuos solo en Tierra del Fuego. Invadiendo el Cono Sur, estos produjeron cambios irreversibles en el ecosistema de los bosques.

La Revista Chilena de Historia Natural establece que la expansión del castor puede ser aún más grande de lo que se sabe, ya que los pobladores tardan años en advertir sobre la presencia de la especie en el territorio. Giorgia Graells de Scientific American indica que pueden haber muchas poblaciones de castores moviéndose en el continente y en islas que desconocemos.

Castor canadiense mordiendo un arbol

Como fue mencionado, el castor canadiense es un ingeniero de los ecosistemas. La expansión masiva de la especie en el Cono Sur ha sido un problema para los bosques patagónicos. El castor destruye árboles por anillado y es responsable de inundar ambientes como también la modificación de la dinámica de nutrientes del bosque.

El bosque patagónico cambió radicalmente con la llegada del castor. Los árboles cortados o parcialmente cortados no son capaces de sobrevivir y las inundaciones de 100 metros provocadas por los diques del castor afectan la vegetación nativa. La especie también tiene un impacto grave en las turberas, los cuales tienen un rol en la regulación de cuencas, en el sustento a la biodiversidad y en la retención de carbono.

Estudios han demostrado que, después de 20 años, el bosque no logra volver a su estado inicial y es reemplazado por especies introducidas de pastizal”, explica Graells.

Existe el temor de que la especie se expanda aún más hacia el territorio chileno y argentino. Teniendo en cuenta las condiciones climáticas que precisa el castor, se estima que puede colonizar hasta los 43° de latitud sur, unos 1.300 kilómetros más al norte de su última ubicación comprobada. Por otro lado, también se descubrió que la especie tienen mayor éxito reproductivo en la estepa que en el bosque, haciendo de este una especie mucho más adaptable a diferentes ambientes.

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Bosque patagonico inundado por los castores
Bosque patagónico inundado debido a la presencia de castores canadienses

La expansión del castor canadiense en Tierra del Fuego fue una invasión de especie exótica muy exitosa. Especialistas estiman que va ser imposible erradicar por completo a la especie del territorio. Se priorizará su control y monitoreo para que la población no avance aún más.

Actualmente, para controlar la población y conocer con mayor detalle su distribución se están estudiando los árboles para observar si estos poseen marcas de dientes de castor. Estas marcas tienen una forma muy particular, como la punta de un lápiz. Para conocer la llegada del castor a una zona, científicos reconstruyen la fecha en que árboles de distintos sitios fueron mordidos a partir del recuento de los anillos de crecimiento de sus troncos. Esta técnica es conocida como dendrocronología.

FUENTES:

Scientific American

Argentina.gob

SIB