Un reciente estudio internacional -que es tan solo el eco de mucho estudios anteriores- ha revelado que la Tierra podría estar entrando en un estado irreversible de efecto invernadero, cuyos efectos apenas estamos empezando a sentir.

La Universidad Nacional Australiana publicó un estudio liderado por Will Steffen, en el que advierte del preocupante estado en el que podría entrar el mundo en poco tiempo si no se toman las medidas necesarias. Específicamente, el estudio advierte sobre el inminente incremento de las temperaturas y del nivel del mar.

Steffen argumentó que actualmente la Tierra se encuentra en un estado de temperatura superior al de la era preindustrial y que cada día incrementa un poco más, a un promedio de 0,17 °C por década.

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El incremento paulatino de las temperaturas provocaría un “efecto dominó” devastador. Uno de las consecuencias a las que los expertos le temen más es a un proceso conocido como retroalimentación, que desencadenaría un calentamiento mucho más pronunciado al que se observa actualmente en diversas regiones del planeta.

La verdadera preocupación es que estos elementos de inflexión puedan actuar como una fila de fichas de dominó. Una vez que una es empujada, ésta empuja a la Tierra hacia otro. Puede ser muy difícil o imposible detener toda la fila de fichas de dominó”, comentó Steffen en el estudio.

Entre las posibles catástrofes causadas por este efecto dominó se encuentran el descongelamiento del suelo permanentemente helado o permafrost, la pérdida de metano hidratado de las aguas marinas, el debilitamiento de sumideros de carbono en tierra y mar, y por último el incremento de la respiración bacteriana en los océanos.

Fuente: Daily Express

Según Steffen, la continuación de las actividades humanas nocivas podría convertir algunas zonas del planeta en regiones completamente inhabitables.

Actualmente, algunas zonas del mundo que normalmente son frías se encuentran más calientes de lo normal, más allá de las predicciones para este verano, algo preocupa y da la razón a los especialistas.

Fuente:

La Vanguardia