Este 2 de diciembre comienza la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, mejor conocida como la COP25. Contará con la participación de 50 jefes de estado y cientos de ONGs, pero también sufrirá de la ausencia importante de países como Brasil, Reino Unido y Estados Unidos, que a principios de noviembre comenzó el proceso formal de dejar el Acuerdo de París del 2015. Culminará el 13 de diciembre.

A continuación, te compartimos 4 puntos clave recopilados por Noticias ONU para comprender la importancia y urgencia de esta COP, que ocurrirá en un momento crucial para el futuro de una civilización cada vez más negativamente afectada por las consecuencias del cambio climático.

¿Por qué esta edición de la COP ha llamado tanto la atención internacional?

Cada vez hay más evidencia de los impactos del cambio climático, como los eventos meteorológicos extremos, el incremento del nivel del mar, o el calentamiento de los océanos. Además, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) siguen aumentando a nivel mundial.

A este paso, las generaciones futuras se enfrentarían a impactos cada vez más severos del cambio climático, como la elevación de las temperaturas, más olas de calor, el estrés hídrico, el aumento del nivel del mar y la destrucción de ecosistemas marinos y terrestres.

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió que se necesita reducir las emisiones del 7,6% anual desde 2020 hasta 2030 para cumplir el objetivo acordado a nivel internacional de limitar el aumento de las temperaturas a 1,5° C en comparación con niveles preindustriales.

¿En qué se diferencia la COP25 de la Cumbre del Secretario General?

La Cumbre de Acción Climática de septiembre fue una iniciativa del Secretario General de la ONU para centrar la atención de la comunidad internacional en la emergencia climática y acelerar las medidas para revertir el cambio climático.

La COP25 es la Conferencia de las Partes en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que tiene la tarea de asegurarse de que la Convención y el Acuerdo de París de 2015 se estén implementando.

Una persona sostiene un cartel de Greta en una huelga por el clima

¿Qué logró la Cumbre de Acción Climática?

La Cumbre sirvió para generar conciencia masiva sobre la importancia de cumplir los plazos cruciales establecidos por el Acuerdo de París para 2020, centrando la atención mundial en la emergencia climática y la urgente necesidad de ampliar significativamente la acción.

Más de setenta países se comprometieron a emisiones netas de carbono cero para 2050. Aun así, los principales emisores del mundo como Estados Unidos, China e India aún no han establecido compromisos similares.

Por otro lado, países como Pakistán, Guatemala, Colombia, Nigeria, Nueva Zelanda y Barbados se comprometieron a plantar en conjunto más de 11.000 millones de árboles.

¿Qué importancia tiene esta COP?

La CMNUCC, el documento adoptado por diversos países durante la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro (Brasil), no obligaba a los países a tomar medidas reales para reducir sus emisiones y no tenía mecanismos de cumplimiento.

Como resultado, se negociaron varias extensiones de este tratado durante las COP de los últimos años, incluido el Acuerdo de París, en el que todos los países se comprometieron a intensificar los esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5° C por encima de las temperaturas preindustriales.

La COP25 es la última oportunidad que tenemos antes de 2020, el año “de la verdad” en el que las naciones deben presentar sus planes de acción climática, que incluyen información específica, como mecanismos de financiamiento.

Sin embargo, a este paso, los planes no serán suficientes para cumplir los tres objetivos climáticos: reducir las emisiones en un 45% para 2030; lograr la neutralidad climática para 2050 y estabilizar el aumento de la temperatura global a 1,5° C para fines de siglo.

Es una auténtica carrera contra el tiempo por el futuro de la civilización como la conocemos, y la COP25 puede ser un antes y un después en la forma en la que los países del mundo gestionan la crisis.