Los cristales sanadores han ganado popularidad por su capacidad de promover el bienestar físico y emocional, liberar el estrés, y muchos más efectos positivos.

Su uso fines sanadores se conoce como cristaloterapia o terapia con cristales. Es una forma de medicina alternativa que emplea piedras semipreciosas y cristales como cuarzo, amatista, ópalo y otros similares para curar males físicos y mentales.

Sin embargo, más allá de sus propiedades, existe en torno a estos cristales una industria con un impacto negativo en el ambiente y en las comunidades que trabajan para que lleguen a nuestros hogares.

Cristales en el hogar

La cadena de suministro es muy poco transparente

Es decir, casi nunca sabes de dónde vienen los cristales qué compras ni las circunstancias en las que fueron adquiridos, transportados y llevados hasta el comercio. Es muy difícil encontrar a un vendedor que especifique los orígenes de cada piedra.

Incluso las minas que cotizan en bolsas no están obligadas a revelar ganancias, y mucho menos las fábricas donde se procesan las piedras, y los comerciantes independientes y las tiendas que lo venden.

La industria es altamente contaminante para el agua

Muchos cristales se extraen en países con pocas regulaciones ambientales. Los que sí tienen estándares, no sancionan realmente a las empresas que no los cumplen. Así, las minas contaminan los sistemas de agua y dañan la vida silvestre local.

Por ejemplo, la crisocola azul, que se cree que trae energía positiva hacia tu vida, se extrae en Tyrone Copper en Nuevo México, Estados Unidos. Según la organización ambientalista Earthworks, estas minas son responsables de filtrar aproximadamente 2 mil millones de galones de ácido y metales pesados ​​que contaminan las aguas superficiales y subterráneas.

cristales

Los cristales son un recurso no renovable

Existe una cantidad finita de cristales en el mundo. En el país asiático de Myanmar, por ejemplo, donde las operaciones de extracción de cristales son frecuentes, la tierra ha sido diezmada por la erosión del suelo.

Esto ha fomentado la pérdida de biodiversidad, desde las plantas que prosperan en un suelo sano, hasta las especies silvestres que dependen del hábitat natural para su supervivencia.

El costo humano es muy alto

Además de la destrucción del ambiente, la industria minera del cristal está plagada de problemas laborales. La mayoría de los trabajos mineros son bajos o incluso no remunerados. Además, la industria está plagada de trabajo infantil.

En República Democrática del Congo, por ejemplo, niños de tan solo 7 años trabajan en minas de cobalto y cobre para recoger cuarzos que luego se comercian alrededor del mundo. En Myanmar, la excavación de jade se ha convertido en una amenaza para los derechos humanos de los trabajadores locales.

Las comunidades trabajan incansablemente para entregar estas piedras preciosas a corporaciones mineras internacional o a caudillos militares que controlan regiones conflictivas del país, quiénes inevitablemente se quedan con la mayoría de las ganancias de su trabajo.

La industria no está regulada

Sin ningún órgano gubernamental que exista actualmente para exigir a la industria que mantenga estándares laborales, éticos y ambientales, la industria de laos cristales seguirá siendo tan opaca y destructiva como lo es hoy en día.

Sin una comunicación transparente acerca del origen de las gemas, no hay forma de saber realmente si los cristales sanadores que vemos en alguna tienda tienen un pasado tan positivo como sus efectos.

libro con cristales

La popularidad de los cristales hace que el tema sea importante

En los últimos años, los cristales han experimentado un auge enorme de popularidad, en gran parte gracias a las celebridades que los usan y que promueven su uso para crear armonía, alivio y equilibrio. Kim Kardashian, por ejemplo, dijo haber usado estas gemas para recuperarse del trauma de un robo que experimentó.

El impacto de la extracción de cristales puede parecer pequeño en comparación con otros minerales, pero a medida que la demanda de estas piedras preciosas aumenta, la oferta también se dispara.

¿Habías considerado el posible impacto ambiental y humano de los cristales?