Esto está sucediendo en Argentina: el pasado 6 de julio, la Cancillería anunció una asociación estratégica de producción de carne de cerdo con China. Luego de un fuerte repudio de parte de referentes y asociaciones ambientales y la sociedad civil, la firma del acuerdo se retrasó para Noviembre para revisar la inclusión de un artículo que contemple el cuidado ambiental. ¿Qué implicancias tiene este acuerdo? ¿Es razonable que la Argentina siga adelante con el mismo?

la producción porcina intensiva en Argentina

En general, la actividad porcina se caracteriza por su alta producción de carne en un período de tiempo menor al de otras especies. Los cerdos se confinan en establos individuales, permitiendo que a cada cerdo se le asigne una porción de alimento. En el caso de Argentina ya existe la producción porcina en gran parte de las provincias, actualmente, la producción de carne de cerdo en el país es cercana a las 700.000 toneladas.

Dicho sistema genera diversos impactos socioambientales, vinculados a la cantidad de desechos, heces y orina que se generan en estos criaderos, emitiendo nitrógeno y fósforo, como también microorganismos patógenos, antibióticos y drogas de uso veterinario. Estos residuos contaminan el aire, el suelo y los acuíferos mediante la infiltración. El sector también utiliza grandes cantidades de agua dulce y emite gases de efecto invernadero.

[También te puede interesar: Advierten que proteger los ecosistemas es clave para evitar futuras pandemias]

En cuanto a sus impactos sociales, la producción se vincula con olores nauseabundos que afectan la calidad de vida, y con impactos a la salud de los trabajadores y la población aledaña. El modelo de las granjas industriales porcinas también tiene altos riesgos sanitarios en cuanto a la generación de enfermedades zoonóticas de alta contagiosidad.

Cabe mencionar también que es un modelo de explotación animal vinculada con el hacinamiento y la crueldad animal.

El negocio entre China y Argentina

El 6 de julio del 2020, la Cancillería Argentina difundió la comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, Zhong Shan. En la misma se anunció una “asociación estratégica” entre ambas partes referida a la producción de carne porcina. En el mensaje también se informó una “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 900.00 mil toneladas de carne porcina de alta calidad”.

Pero, ¿de qué trata el acuerdo?

Actualmente, Argentina exporta el mayor porcentaje de su producción de granos para alimentar ganado. Si el convenio con China avanza, en vez de exportar alimento para animales, exportará comida para humanos. Esto implicaría un alto impacto socioambiental.

Se habla de que dicho acuerdo presentará un modelo industrial exportador necesario para generar recursos económicos y fuentes de trabajo - 9.500 nuevos puestos de trabajo). Pero, la misma CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) emitió una declaración que establece que el modelo sacrificaría el desarrollo tanto de Argentina y Latinoamérica, ya que no distribuye riqueza.

Asimismo, el abogado ambientalista Rafael Colombo establece: “Estas mega factorías industriales para la producción de carne porcina son insostenibles en razón de sus impactos ecológicos estructurales y masivos, por constituir caldos de cultivo para la proliferación de virus y enfermedades pandémicas, por promover condiciones de riesgo y trabajo indecente, por la degradación que se produce sobre los territorios y comunidades y por continuar promoviendo una modalidad de producción de carne cruel e insustentable.

[También te puede interesar: De la agricultura intensiva hacia la agroecológica]

Frente a este panorama, surgieron diversas críticas sobre el acuerdo por parte de organizaciones sociales y ambientales, científicos, artistas, referentes y la población en general. Esto tuvo un efecto positivo al lograr aplazar la firma del Memorándum de Entendimiento con el país asiático para el mes de noviembre. Desde la Cancillería Argentina, informaron la incorporación de un artículo al Memorándum, donde se asegura el respeto de las leyes de protección ambiental, los recursos naturales y la bioseguridad. La modificación generó un pedido chino de revisar las condiciones y retrasar la firma del convenio.

La FARN (Fundación Ambiente y Recursos Naturales), establece que “el proyecto de Acuerdo con China no contempla estudios previos que permitan medir el riesgo del impacto, establecer una línea de base ambiental, y/o dar participación a la ciudadanía y las comunidades locales. Para peor, existe clara evidencia de la contradicción entre el cuidado del ambiente y la cría de cerdos, especialmente en áreas ambientalmente sensibles, cercanas a cursos de agua.”

Noviembre se acerca y con el posible cierre del acuerdo. Frente a este escenario, consideramos fundamental la necesidad de mantenernos informados como sociedad respecto a estos acuerdos, que todos los Gobiernos Nacionales aseguren el derecho a la información pública y que las decisiones que conciernen grandes impactos ambientales sean debatidas abiertamente en el Congreso.