El escuerzo común (Ceratophrys ornata) forma parte del grupo de los anuros, nombre con el que se conoce a los comúnmente llamados sapos y ranas. Se trata de anfibios carnívoros, con dos protuberancias similares a “cuernos” en el rostro y una tendencia a inflarse y vocalizar cuando se sienten amenazados. Son depredadores tope, cazadores tanto de invertebrados como de pequeños vertebrados, y su presencia es indicadora de la buena salud sus ambientes.

Sin embargo, su comportamiento agresivo (pero que en realidad responde a una necesidad defensiva) y apariencia particular han contribuido a que no tenga buena fama entre los pobladores con los que convive. Así es que, en las pampas de Sudamérica, de donde es originario, cada vez se cuentan menos ejemplares.

Originalmente, el escuerzo podía encontrarse en los pastizales de Argentina, y en algunas zonas de Uruguay y Brasil. En los últimos cuarenta años, sin embargo, sólo ha habido registros en Argentina, y estos son tan escasos que es poco lo que verdaderamente se sabe acerca de esta especie. ¿A qué se debe esto?

El motivos principal detrás de la disminución de las poblaciones del escuerzo no es una sorpresa: la pérdida y fragmentación de hábitat, una de las principales problemáticas que atacan hoy a la biodiversidad del planeta. En Argentina, la zona pampeana que alberga al escuerzo es una de las más negativamente impactadas por actividades humanas. Las tierras para cultivos reemplazan al pastizal nativo, y es cada vez menos el hábitat disponible para especies como el escuerzo.

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Por otro lado, el avance de las urbanizaciones y las interacciones negativas con humanos también hacen estragos sobre sus poblaciones. Desde el miedo al “veneno” con el que supuestamente atacarían, hasta la atribución de aparentes poderes sobrenaturales (el cuento El escuerzo, de Leopoldo Lugones, habla de una leyenda según la cual, si uno mata a uno de estos animales, debe quemar su cadáver para evitar que éste vuelva a la vida para vengarse), son muchas las reacciones que despierta en quienes tienen la suerte de cruzárselo.

Lamentablemente, este es un caso más en donde la falta de conocimiento termina dañando a la fauna. A pesar de su gran tamaño y de su comportamiento agresivo cuando se siente amenazado, el escuerzo es completamente inofensivo para el humano: no busca atacar y no tiene veneno. Si no hay que matarlo, no es porque vaya a volver de la muerte para buscarnos, si no porque es parte vital del patrimonio biológico de las pampas y de la salud de sus ecosistemas.

Afortunadamente, no todo son malas noticias para el escuerzo. El proyecto Gigante de las Pampas está conformado por investigadores y conservacionistas que buscan recabar información sobre este animal misterioso, para así poder tomar las acciones necesarias para su protección. Para esto, ademas de realizar campañas de investigación con salidas de campo en donde se busca registrar la presencia del escuerzo en distintos lugares, el proyecto recurre a técnicas de participación ciudadana: mediante redes sociales y la página web del proyecto, cualquiera que se tope con algún ejemplar puede dar aviso a los investigadores de Gigante de las Pampas y así colaborar con su conservación.

Por otro lado, también son importantes los aportes de las comunidades de las zonas de distribución del escuerzo, que, muchas veces, no tienen conocimiento sobre él o sobre su importancia. Por eso, el proyecto también trabaja mediante actividades educativas en distintas localidades dedicadas a dar a conocer al escuerzo, desmitificarlo, y, de paso, recolectar información acerca de avistamientos o encuentros que los pobladores pudieran brindar.

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Este ejemplo de ciencia ciudadana es clave para ilustrar la importancia de la participación de las comunidades locales en la conservación de la biodiversidad. En el caso del escuerzo, las observaciones de pobladores están marcando la diferencia, dada la escasa cantidad de registros que se tienen de la especie. Pero, además, los proyectos de conservación son complejos y necesitan de múltiples actores: es clave que quienes conviven con estas especies en peligro sepan sobre su importancia, las reconozcan como parte del patrimonio natural de donde viven, y puedan, así, tomar parte en su protección.

Si vivís en alguna de las regiones donde habita el escuerzo, ¡presta atención en los días de lluvia, que es cuando salen de sus escondites! En la web de Gigante de las Pampas está disponible el formulario para que, si ves uno, puedas registrarlo y contribuir así con el proyecto y con la conservación de esta especie.