¿Alguna vez has encontrado vegetación creciendo entre bloques de concreto? A veces es común encontrar sitios que, tras ser abandonados por unas semanas, comienzan a ser envueltos por la naturaleza, la verdadera dueña del lugar. Sin embargo, además de vegetación invasiva, en las calles de las ciudades también puedes encontrar comida creciendo en las esquinas. La clave es observar con atención.

Eso es lo que se propuso Rob Greenfield, quien recorre las calles de Orlando buscando su alimento. Este hombre ha decidido que durante un año sólo comerá lo que cultive o recolecte. Se trata de un año de “libertad alimenticia” en el que busca abrir los ojos de las personas acerca de lo ineficiente de nuestra forma de vivir.

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Rob Greenfield ya ha superado los 100 días de su experimento y en poco tiempo se ha convertido en un experto en sembrar, cosechar y recolectar alimentos. Recorriendo las calles de Orlando, ha encontrado manzanas, peras, romero y muchas frutas y plantas que aparecen como por arte de magia. Afirma: "La comida crece a nuestro alrededor. Es impresionante lo mucho que descubres si abres bien los ojos”.

Un experimento con sentido

Greenfield ha recorrido 49 estados de Estados Unidos, ha viajado por Sudamérica y se ha enfrentado a la realidad de su país, un lugar en el que se encuentra el 5% de la población, pero que usa el 25% de los recursos del planeta. Él aboga por un cambio de conciencia, pues el consumismo desmedido no solo está dañando al planeta, sino también a las comunidades más pobres.

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“Cuando viajé por Bolivia y Perú, hablé con personas en lugares donde la quinoa solía ser una fuente básica de alimento. Los precios se multiplicaron por 15 y, ahora, ni siquiera pueden permitirse aquello de lo que solían vivir porque a occidentales como nosotros nos gusta comer quinoa”, relata Greenfield.

Su trabajo no es nuevo, en Nueva York hay un hombre que lleva este estilo de vida desde hace 40 años y es un experto en identifical cuáles plantas son buenas para recolectar y cuáles están llenas de plomo y debes evitar (o sea, las que se encuentran a un radio de 15 metros del tráfico). Pero Greenfield no cree seguir este camino por siempre. Tampoco busca convertir a todos en nómadas cazadores-recolectores. Él está experimentándolo ahora para saber si en 2019 es posible deslindarse del capitalismo que está destruyendo al mundo.

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I built this tiny house for the sake of waking people up and inspiring positive change. Sure, I love living here, but I could just as easily do a work exchange for a spare bedroom in a house. Life would be easier that way but I want to show what is possible. My life serves as a demonstration of what is possible. I don’t expect others to live in a 100 sq. ft. tiny house. I don’t expect others to live on less than $10,000/ year or reduce their possessions to the absolute basics. I don’t expect anyone else to grow all of their own food. I don’t expect anyone to do anything to the level that I am. But by me taking it to my extreme, I aim to exist as a counterbalance to the mainstream narrative. Many people consider me extreme, because they make a narrow comparison to mainstream society. The reality is that my country, the USA, has just 5% of the world’s population yet uses 25% of the world’s resources. That by definition is extreme. I’m here to stand out as a beacon in this society and move the needle towards common sense, moderation and goodwill for the earth, the species we share our home with and humanity. Living to this extreme is certainly difficult. You can see the path I walk over and over from the house to the kitchen where I’ve worn the grass down to just dirt. I could have an easy modern kitchen in a fancy house with all the modern conveniences and make life a breeze. But I wouldn’t be happy there. I live to create change. It’s what feeds me. I wake up thinking about it and I go to bed thinking about. I strategize day after day at how I can use my life to be in service to humanity and the earth. I’m not selfless though. It gives me purpose. I feel the passion burning through my veins. It’s what keeps me alive. This is what I’ll keep doing for the decades to come. It will change with age as I go from 32 to 52 to 72 (if I live that long), but one way or another I’ll be here shining bright. Shining for change! - - - Photo by @brandonkariproductions #TinyHouse #TinyHouseLiving #sustainableliving #simpleliving #Greenliving #sustainability #minimalism #GrowFood #zerowasteliving

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Greenfield vive en una pequeña casa que construyó en un jardín de Orlando. Ahí mantiene hojas en conservación, calabazas moscadas que se conservan muy bien, alimentos fermentados y más.

Uno de sus grandes problemas, y el de cualquiera que ajusta su estilo de vida para depender sólo de lo que encuentra o hace crecer, es la proteína. Pues es bastante difícil de conseguir, pero siempre que encuentra frijol de palo o de ojo negro, consume lo que necesita.

¿Podrías dejar todo para consumir sólo lo que creces y recolectas? ¡Cuéntanos!

Fuente:

National Geographic