La temporada de incendios forestales de California azotó ferozmente al estado a principios de octubre, y las condiciones se han complicado hasta el punto en que toda la región podría estar en peligro. El Servicio Meteorológico Nacional (NWS) informó durante el fin de semana que se acercaban vientos de mediana velocidad que podrían intensificar el riesgo de incendio en las zonas interiores del condado de Los Ángeles.

Los incendios del norte de California han sido particularmente destructivos. El de Kincade obligó a aproximadamente 200.000 personas a evacuar sus hogares de emergencia. El de la localidad de Getty, uno de los más amplios de esta temporada, comenzó el 28 de octubre temprano por la mañana y ya había alcanzado un área de 50 acres (0,2 kilómetros cuadrados) cuando el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD, por sus siglas en inglés) comenzó a combatirlo.

Menos de dos horas después, el departamento informó que el fuego había alcanzado un tamaño más de ocho veces mayor al original. Los vientos de Santa Ana, cálidos y secos, que pueden crear condiciones de incendio, han empujado el fuego hacia el oeste.

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Vientos impredecibles

Hasta ahora, el LAFD ha confirmado que al menos dos estructuras se han incendiado. Unas 3.300 casas estaban bajo órdenes de evacuación obligatorias en el oeste de Los Ángeles, aunque se espera que este número aumente.

Algunas regiones de California están relativamente seguras, sobre todos considerando el cambio en la dirección de los vientos. Pero otras están en constante amenaza, como Los Ángeles y el área circundante, pues el Servicio Meteorológico Nacional informa que hay vientos de hasta 80 kilómetros por hora en ciertas áreas del estado.

Mientras que ciertas partes de California se encienden en llamas, otras regiones permanecen en la oscuridad total. PG&E, la empresa de servicios públicos más grande del estado, ha cortado la energía de unos 940.000 clientes.

La medida se tomó con la esperanza de que la compañía pueda evitar que el viento derribe las líneas eléctricas y provoque nuevos incendios. Incluso una pequeña chispa de una de estas líneas eléctricas puede desencadenar un incendio forestal masivo.

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Sin embargo, estos cortes traen sus propios problemas, especialmente para las personas vulnerables que necesitan energía para su equipo médico, ya sea un refrigerador para mantener la insulina o una máquina que asista el sueño.

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En 2018, la ciudad de Paradise sufrió el incendio más mortífero de la historia de California: 85 muertos, la mayoría atrapados dentro de sus hogares mientras dormían. Desde las 6 de la mañana hasta aproximadamente las 10 de la mañana, el incendio arrasó con casi toda la pequeña ciudad, de 26.000 habitantes.

Una combinación de negligencia empresarial y la mala suerte de un clima extremadamente seco dio lugar a aquel incendio, y muchos apuntan a que estas han sido las causas de los fuegos que ahora azotan al estado.

Las causas de esta última oleada de incendios aún se están investigando, pero indican que se encontró un cable eléctrico roto perteneciente a PG&E cerca de donde estalló el incendio de Kincade.

El cambio climático también ha influido: los cinco años más calurosos de la historia de California desde que hay registros son 2017, 2018, 2015, 2014 y 2006. Las autoridades locales reconocieron que este es actor principal en el agravamiento de los incendios, que siempre han sido una preocupación en la región.

Fuentes:

Gizmodo

El País