La isla Kura Kura Bali, ubicada en el extremo sur de Bali, es también conocida como “la Isla de la Felicidad” por varios motivos. El más evidente es su alucinante riqueza natural, que la convierte en un lugar inspirador para cualquier viajero, innovador o artista.

Pero además, el apodo se debe a que ha adoptado la antigua filosofía balinesa “Tri Hita Karana” o los tres caminos a la felicidad, que hace referencia a la comunión de los hombres con la naturaleza y la espiritualidad. De este modo, la isla busca ser un espacio donde poner a prueba las nuevas tecnologías como herramienta para un fin grande y esperanzador: fomentar prácticas sostenibles como la reducción del uso de energía, el consumo de agua, la generación de residuos y la reducción de las emisiones de carbono.

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Kura Kura Bali es sede de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas del sudeste asiático, y busca convertirse en un lugar de visita que permita entrar en comunión con la naturaleza sin dañar al ambiente: un lugar de ecoturismo por excelencia.

Para ello, han decidido crear un complejo ecológico inspirado en los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Pero para hacerlo todavía más interesante, lanzaron Kura Kura Coastal Design Challenge, un desafío de innovación abierta internacional que se lanzó en la plataforma HeroX con el objetivo de encontrar las mejores ideas para diseñar el paseo costero de la isla. Hoy, el prototipo está listo y promete ser una creación única en el mundo.

Un proyecto de emprendedores del mundo

Cuando se lanzó el desafío, se buscaba que emprendedores del mundo mandaran una propuesta de diseño que respetara el ecosistema, las tradiciones de Bali y que fuese muy atractivo. La respuesta fue alucinante: se presentaron 42 proyectos.

De ellos, quedaron preseleccionados siete. Como todos eran tan buenos, los jueces tomaron una decisión interesante: combinar a los innovadores según sus diferentes habilidades y conformar dos equipos finalistas para trabajar juntos y refinar aún más las ideas.

Así, el equipo ganador quedó conformado por el dúo argentino Charly Karamanian y Alejandro Bollana (BioInspired Argentina), el israelí Adi Neuman (ECOncrete) y el británico Hugo Shelley (Iota technologies).

El proyecto seleccionado propone cerrar la brecha entre desarrollo y sostenibilidad, ya que ofrece una solución de defensa costera sólida que revive la ecología y conecta a las comunidades locales con la costa. Además, facilita el compromiso público con el ecosistema marino y proporciona un mejor acceso físico y visual a la bahía.

"Combinamos el expertise de cada integrante para lograr una propuesta que denominamos 'portal a la felicidad'", explicó Charly Karamanian en diálogo con La Nación. Según explicó, uno de los elementos clave del diseño fueron los piletones intermareales, "pequeños anfiteatros que le permitirán a la gente contemplar y acceder al agua".

"El diseño de los piletones emula la geometría de la flor de loto, pero además están demarcados mediante un par de totems de gran altura, que permitirán a las personas que caminan por el paseo marino identificar fácilmente el Portal a la felicidad. El concepto de portal es algo propio de la arquitectura balinesa y tiene fuerte influencia de la religión hinduista" agregó.

Su compatriota, Alejandro Bollana agregó: “Nos basamos en el diseño biomórfico, imitando las formas de la naturaleza. Diseñamos estructuras que llamamos aletas y se fijan a lo largo de la zona de influencia de la marea". Además, explicó que el material propuesto para la construcción "resulta propicio para la fijación y desarrollo de organismos marinos y crustáceos que, a lo largo del tiempo, calcificaran y mejoraran las superficies a través de su interacción biológica”.

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Desarrollo y sustentabilidad no son opuestos

El prototipo final demuestra que desarrollo y sustentabilidad no tienen que ser opuestos, que con mentes creativas y comprometidas, se pueden obtener soluciones que permitan defender la riqueza natural y comulgar con la naturaleza y las comunidades de cada lugar, en un espacio completamente moderno y adaptado a las necesidades de la vida moderna.

“El viaje a Bali fue el sueño de todo ambientalista. Recorrimos campos de arroz, plantamos corales y, al inicio de la ceremonia de premiación, cada integrante del equipo liberó una pequeña tortuga al mar. Esperamos próximamente ver nuestro diseño implementado en la increíble isla de la felicidad en Bali y, por qué no, también verlo replicado en todo Indonesia y el resto del mundo”, expresó el Karamanian.

¿Te gustaría visitar este complejo ecológico cuando esté terminado?

Fuentes:

Medium

La Nación