Hace siglos, con la Revolución Industrial y la llegada de la electricidad, el planeta comenzó a convulsionar por la cantidad de recursos naturales que se utilizaban. Durante mucho tiempo esa fue la norma e incluso cuando la energía nuclear prometió revolucionar al mundo, sólo logró afectarlo de peor manera.

Hoy la energía alternativa está convirtiéndose en la norma y si la situación mejora, puede que pronto gran parte de la energía que consumimos provenga de la luz solar y el aíre, dañando al mínimo el planeta.

Hablando de energía eólica, la Gansu Wind Farm es el parque eólico más grande del mundo y aunque mucha de su energía no es usada debidamente, es la muestra de que la ingeniería puede ayudar a salvar el planeta.

América Latina no es pionera en los parques eólicos, pero no se ha quedado atrás. Recientemente el parque eólico más grande de Latinoamérica comenzó a funcionar en México. Parque Eólico Reynosa I se encuentra en el estado de Tamaulipas, al norte del país y a 25 kilómetros de la ciudad de Reynosa.

El parque representó una inversión de 660 millones de dólares, pero se estima que debido a la entrada de capital privado, la suma sea mayor. Según lo estimado, este parque que transforma el aire en energía puede suministrar a un millón cien mil hogares. Además, su presencia en la zona beneficia a 17 comunidades rurales, no sólo con energía, sino con empleo, convirtiéndose en uno de los proyectos más importantes de la zona en los últimos años.

Con 120 metros de altura, cada uno de los 123 aerogeneradores representa la tecnología más avanzada del mundo. La funcionalidad del parque espera de durante 40 años el proyecto sea viable y productivo, demostrando que la energía eólica es el presente, pero también el futuro.

Estos proyectos son algunos de los más importantes en los que se puede pensar en esta época. Es necesario que la huella de carbono de todos, de cada persona, nación y continente disminuya si queremos salvar al planeta de un ecocidio masivo.

Fuente:

El Financiero