La contaminación de los mares es una problemática a escala mundial que se acrecienta al pasar los años y afecta de manera directa a la vida silvestre y, por ende, sus hábitats oceánicos.

Según anunciaron los expertos sustancias peligrosas como los plásticos, hidrocarburos, metales pesados tóxicos, plaguicidas y los productos procedentes de actividades industriales, culminan en las aguas superficiales y subterráneas.

ECOSISTEMAS MARINOS EN PELIGRO

Un nuevo estudio encabezado por científicos de la Universidad Internacional de Florida (FIU), constata la presencia de antidepresivos, antibióticos, analgésicos, entre otros, en la sangre y los tejidos de un pez.

Conocido bajo el nombre macabí o macabijo, es un anfídromo perteneciente a las poblaciones de Albula vulpes y habita en aguas tropicales. ¿Sabías que se destacan por su velocidad? Sí, de hecho, algunos países suelen apodarlos los “fantasmas grises”.

Producto de la acción humana han empezado a disminuir en Florida, en Estados Unidos. Los investigadores están convencidos de que este fenómeno se debe a la contaminación por medicamentos.

Es menester subrayar que la Florida International University (FIU) y la organización ambientalista Bonefish & Tarpon Trust (BTT) dieron inicio al estudio, en 2018, en aguas de la Bahía de Vizcaya y de los Cayos de Florida dado que es un lugar estratégico ya que en dicha zona abunda el macabí.

En línea con lo expresado, la investigadora principal Jennifer Rehage, profesora asociada del Instituto de Medio Ambiente de FIU, confesó que los datos son "realmente alarmantes" y "resaltan la necesidad apremiante de abordar nuestros problemas de infraestructura de aguas residuales de larga data". Y puntualizó que los productos farmacéuticos son, a diferencia de las floraciones de algas o las aguas turbias, una "amenaza invisible pero a la vez formidable para nuestras pesquerías".

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Foto: National Geographic

INVESTIGADORES ENCONTRARON 58 COMPUESTOS FARMACÉUTICOS EN EL PEZ MACABÍ

¡Las cifras son alarmantes! No podemos ser ajenos a la realidad y negar que nuestros comportamientos y actividades cotidianas influyen en los animales y medio ambiente. Y en relación a esto, hay varias aristas importantes para analizar.

Tal como anunció Jim McDuffie, presidente y director ejecutivo de BTT en un comunicado de prensa: "los productos farmacéuticos son una dimensión de la calidad del agua que a menudo se pasa por alto, pese que representan una amenaza significativa para la pesca de bajío. La pesca recreativa en agua salada tiene en Florida un impacto económico anual de 9.200 millones de dólares y respalda directamente más de 88.500 puestos de trabajo”.

Una vez más, las palabras hablan por sí solas, dejan en claro que el dinero se ubica por encima de la vida y preservación de los ecosistemas. Pareciera que siempre prevalecen las cuestiones monetarias por sobre la biodiversidad.

De la misma manera Elena Fabbri, profesora del departamento de Ciencias biológicas, geológicas y ambientales de la Universidad de Bolonia (Italia) en diálogo con The Guardian aseveró que la contaminación farmacéutica sí puede incidir en “el comportamiento de los peces, y también puede afectar su capacidad de reproducción y su sistema endocrino”.

Y un dato no menor es que el equipo de científicos notificó que, en otros animales de los que se alimenta el macabí, también se descubrieron rastros de medicamentos, entre ellos, camarones, cangrejos y peces pequeños. Por cierto, seres vivos que se comercializan y se consumen a diario.

¿Hasta qué punto los seres humanos somos conscientes que al dañar el medio ambiente también nos estamos perjudicando como especie?

¿Puede el egoísmo y la avaricia económica anular nuestra ética y valores hacia nuestros semejantes?