El cuidado por el medio ambiente abarca todas las facetas de la vida de un país. El transporte, por la cantidad de emisiones que genera, es un prioridad, y Luxemburgo se ha convertido en el primer país del mundo en ofrecer transporte público 100% gratuito para todos los habitantes.

Si bien las emisiones y los embotellamientos de tráfico son problemas de todos los países del mundo, pero Luxemburgo tiene la tasa más alta de automóviles por habitante en toda Europa y su tasa de pasajeros internacionales se duplicó en la última década. Adicionalmente, el país solo recupera el 3,3% de lo que invierte en transporte por medio de la venta de boletas, así que la eliminación de ese retorno no representa un gasto mayor.

Por ahora, las tarifas ya no se cobrarán en trenes, autobuses y tranvías para todas las personas hasta el verano de 2019, y la medida se implementará por completo para 2020 cuando se especifiquen los detalles.

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transporte público

Luxemburgo ya había experimentado con la eliminación de las tarifas a menor escala, eximiendo del pasaje a las personas menores de 20 años. Tampoco fue el primer país en implementar una medida similar. Estonia ha ofrecido transporte público gratuito en su capital, Tallin, desde 2014 y planea expandir el modelo en todo el país en los próximos años.

Ciudades París, Barcelona y Berlín han bajado las tarifas de transporte público para combatir la contaminación del aire, que genera 24 mil millones de dólares en costos de atención médica cada año en toda Europa.

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Algunos, sin embargo, creen que la medida tomada por el Primer Ministro Xavier Bettel responde más al problema de los embotellamientos en las horas pico que a la necesidad por el cuidado del ambiente. Se estima que los habitantes dedican 33 horas anuales de sus vidas solo a hacer largas colas de automóviles.

Sea cual sea la motivación, el resultado es el mejoramiento de la calidad del aire en Luxemburgo, así como la reducción de las emisiones nocivas. Esperamos que otros países de la región y del mundo asuman la misma iniciativa.

Fuente:

Global Citizen

NY Times