“¿Por qué no navegamos hacia Alaska?” Esta fue la frase que inició lo que hoy es Greenpeace.

Era 1971, de la Guerra de Vietnam y del movimiento pacifista surgieron nuevos activistas que buscaban incorporar la ecología a la discusión de la injusticia, desigualdad y el discurso anticapitalista.

Apenas dos años antes, en noviembre de 1969, el gobierno de los Estados Unidos había anunciado una prueba termonuclear de 5 megatones en la remota región de Amchitka, al noreste de Vancouver. Esta pequeña isla era el santuario de 131 especies de aves marinas, por lo que activistas ambientales temían que esta detonación causara un tsunami que pondría en peligro el equilibrio natural de la zona.

Bob Hunter, periodista y activista radicado en Vancouver escribió en su columna los peligros de esta ola. En una protesta pacífica conoció a Irving Stowe, también activista, y su esposa Dorothy. A ellos, se unieron otros activistas como Rex Wayler, Bill Darnell, Jim y Marie Bohlen, Ben y Dorothy Metcalfe. Juntos formaron lo que se conoció como “Dont Make a Wave Committee” la organización que antecedería a Greenpeace.

Fueron ellos y ellas quienes con sus propios recursos idearon un plan de acción. Había que conseguir un bote y una tripulación. Al final de esta reunión, se decidió el nombre de Greenpeace, Green por la lucha ambiental, peace como referencia al movimiento pacifista.

El 15 de septiembre de 1971, el viejo barco pesquero llamado Phylis Cormak zarpó hacia Amchitka, con la pancarta de Greenpeace. La primera misión falló, el 6 de noviembre una bomba atómica detonó cerca de la isla, abriendo fisuras y empujando radiación hacia sus alrededores. Sin embargo, la imagen de este puñado de personas le dio la vuelta al mundo y captó el interés de millones. Al final, la Comisión de Energía Atómica de EE. UU. declaró que abandonaría el sitio de Amchitka para sus futuras pruebas nucleares. Esto demostraba que la valentía y el coraje de un grupo de personas puede hacer cambios suficientemente grandes para romper la inercia destructiva. Hoy esa premisa sigue siendo parte de nuestro motor.

Con el paso de los años, millones de personas se han unido a la causa: voluntarios y voluntarias, donadores, especialistas, científicos, investigadoras, y muchos más. Hoy, Greenpeace sigue manteniendo en el centro los valores que nacieron en ese 15 de septiembre de 1971: las acciones pacíficas, la independencia económica y política y la unión.

Durante estas cinco décadas de historia hemos levantado la voz contra gigantes empresariales y políticas públicas que ponen en peligro al planeta. Y lo seguiremos haciendo porque Greenpeace es una organización independiente, no acepta aportaciones de empresas, gobiernos ni partidos políticos y eso nos permite tener una voz libre de intereses ajenos a la protección de la naturaleza.

greenpeace

Del viejo pesquero al día de hoy, Greenpeace sigue navegando hacia un mundo donde la justicia ambiental se traduzca en equidad, paz y unión. En 2021, nos enfrentamos a amenazas ambientales nunca antes vistas. La crisis climática ya se ha manifestado en cada rincón del planeta, afectando a prácticamente todas las especies animales y vegetales.

Ante la codicia y ambición extractivista, Greenpeace se ha mantenido en pie gracias a millones de personas como tú que participan a favor del planeta.

¿Cuál es tu causa? ¿Cómo contribuyes a la protección del medio ambiente en tu localidad?

Recuerda que lo que cada uno hacemos, pero sobre todo, juntos, puede transformar las cosas. Puedes conocer más sobre cómo participar con Greenpeace en México en nuestro sitio web dando clic aquí.

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