El plástico no solamente se ve como comida para los animales marinos. Huele, se siente e incluso suena como comida.

Se ha documentado que al menos 180 especies de animales marinos consumen plástico, desde el pequeño plancton hasta las gigantescas ballenas. Se encontró plástico dentro de las entrañas de un tercio de los peces capturados, incluidas los que consumimos regularmente como alimento. También en mejillones y langostas. En resumen, los animales de todas las formas y tamaños están comiendo plástico, y teniendo en cuenta que entran 12.7 millones de toneladas a los océanos cada año, no debería sorprendernos.

La prevalencia del consumo de plástico es en parte consecuencia de esta gran cantidad. Una explicación es que los animales simplemente lo confunden con los alimentos familiares, por ejemplo, se cree que los pellets de plástico se asemejan a huevos de pescado. "Los animales tienen habilidades sensoriales y perceptivas muy diferentes que nosotros. En algunos casos son mejores y en otros son peores, pero en todos los casos son diferentes", dice Matthew Savoca, del NOAA Southwest Fisheries Science Center en Monterey, California.

En el zooplancton, por ejemplo, su consumo se corresponde con la concentración de pequeñas partículas de plástico en el agua porque sus apéndices de alimentación están diseñados para manejar partículas de cierto tamaño. "Si la partícula cae en este rango de tamaño, sus organismos lo interpretan como comida", dice Moira Galbraith, ecóloga del plancton del Instituto de Ciencias Oceánicas de Canadá.

Muchos animales marinos se basan principalmente en su sentido del olfato para alimentarse. Los científicos han llevado a cabo experimentos que sugieren que algunas especies de aves marinas y peces son atraídos al plástico por su olor. Específicamente, estudiaron el sulfato de dimetilo, un compuesto químico que atrae a las aves. Las algas crecen sobre el plástico flotante, y cuando son comidas por el krill liberan sulfato de dimetilo, atrayendo a las aves y peces que luego mastican el plástico en lugar del krill que están buscando.

Las tortugas marinas se basan principalmente en su visión. El científico Qamar Schuyler, de la Universidad de Queensland, Australia, estudió las capacidades visuales de las tortugas, midiendo cómo ven cada tipo de plástico. También examinó el contenido del estómago de las tortugas fallecidas. Su conclusión fue que si bien las tortugas jóvenes no hacen distinciones, las más viejas se dirigen preferentemente hacia el plástico suave y translúcido. Schuyler cree que sus resultados confirman la idea de que las tortugas confunden las bolsas de plástico con deliciosas medusas.

Además de la vista y el olfato, hay otros sentidos que los animales utilizan para encontrar comida. Muchos animales marinos cazan por ecolocación, especialmente las ballenas dentadas y los delfines. Se sabe que la ecolocación es increíblemente sensible, y sin embargo, docenas de cachalotes y otras ballenas han sido encontradas muertas con estómagos llenos de bolsas de plástico, partes de autos y otros desechos humanos. Su ecolocación identifica erróneamente estos objetos como comida.

"Existe la idea de que estos animales son tontos y solo comen plástico porque está cerca de ellos, pero eso no es cierto", dicen los expertos. Lo triste es que todos estos animales son cazadores y recolectores altamente capacitados, que poseen sentidos perfeccionados por milenios de evolución para atacar lo que a menudo es una gama muy limitada de presas. "Los plásticos en realidad solo han existido durante una pequeña fracción de ese tiempo", dice Schuyler. Y de alguna manera se han incluido en la categoría marcada como "comida".

Nuestra basura viene en tal variedad de formas, tamaños y colores que atrae a una variedad similar de animales, y este es el problema. No existe una solución única, no hay ningún aspecto del plástico que podamos cambiar fácilmente para evitar que los animales lo coman, ya que cada especie se siente atraída a características diferentes.

Entonces, ¿Qué podemos hacer? Principalmente concientizar, para cambiar la actitud del consumidor hacia los plásticos desechables y alentar a las personas a empatizar con los animales. En última instancia, esto ayudará a cortar el suministro de comida chatarra que se vierte en los océanos.

Fuente:

BBC