Jane Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres en el seno de una familia de clase media, criándose en la posguerra en la casa familiar de Bournemouth, en el sur de Inglaterra.

Allí vivió su infancia y juventud, rodeada de animales y soñando con escribir sobre los animales en África

A los 23 años comenzó a hacer realidad su sueño viajando a Kenya, donde trabajó con el famoso antropólogo Louis Leakey, hasta que este la envió en 1960 a Gombe, Tanzania, con la arriesgada misión de investigar por primera vez a los chimpancés salvajes de la zona.

Con la sola compañía de su madre y un cocinero, plantó su tienda en la selva y comenzó su proyecto de investigación que duraría en teoría 6 meses.

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Jane Goodall durante una producción audiovisual en Gombe.

Cuando Jane Goodall llegó a la costa este del lago Tanganika daba comienzo, sin saberlo, al estudio de campo continuado más largo realizado hasta ahora con animales en su hábitat natural: y que se prolonga ya por más de medio siglo.

Los resultados de sus exhaustivas investigaciones de campo revolucionaron a la comunidad científica y fascinaron al mundo entero a través de los documentales de National Geographic, entre otros.

Su perseverancia, intuición, empatía y capacidad de observación permitieron echar luz en el hasta entonces desconocido mundo de los chimpancés, revelando su conducta instrumental, estructura social, forrajeo, caza, guerra entre grupos, altruismo, dominancia, canibalismo, crianza y adopción, entre muchos otros aspectos.

Con el tiempo, sus investigaciones tendrían un eco tan sonoro que fueron conocidas en todo el mundo, tanto en el ámbito científico como en el popular.

“Mi misión es darle esperanza a las personas, pero también señalar de forma realista que estamos enfrentando la terrible doble amenaza del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, dice hablando suavemente pero con convicción.

La luchadora incansable por los derechos de los animales, es considerada una de las mujeres científicas de mayor impacto en el siglo XX.

Sus ojos brillan al compartir sus historias de ayer, convertidas hoy en grandes lecciones de vida sobre la ciencia y la educación: «Sé curiosa y comete errores, sé paciente y no te rindas», repite esta mujer infatigable que a sus 87 años sigue trabajando por un planeta mejor.

Goodall es Doctora en Etología por la Universidad de Cambridge y Doctora ‘honoris causa’ por más de 45 universidades del mundo. Ha sido distinguida con más de 100 premios internacionales, incluido el Premio Príncipe de Asturias de Investigación, la Legión de Honor de la República de Francia, y el título de Dama del Imperio Británico.

Además, fue galardonada con la medalla Hubbard del National Geographic Society, el prestigioso Kyoto Prize en Japón, la medalla Benjamin Franklin en Ciencias de la Vida, el premio Gandhi/King por la No Violencia, y la Medalla de Oro UNESCO. En abril de 2002, el Secretario General Kofi Annan la nombró “Mensajera de la Paz” de Naciones Unidas, y fue confirmada en su misión en 2007 por el Secretario General Ban Ki-moon.

¿No es extraño que la criatura más inteligente que ha caminado sobre la faz de la Tierra esté destruyendo su único hogar?

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Goodall dedica hoy su vida a impartir conferencias alrededor del mundo para impulsar que el planeta se convierta en un lugar mejor para todas las especies, incluidos los humanos.

Con más de 25 libros en su haber, innumerables artículos científicos, y más de 20 producciones para cine o televisión, sin contar las miles de entrevistas o artículos sobre ella, su trabajo ha sido fundamental no sólo para difundir conocimientos sobre los chimpancés y otras especies, sino también para generar empatía, afianzar su protección y la de sus ecosistemas; además de invitar a reflexionar sobre nosotros mismos, promover un estilo de vida más sostenible y a construir una sociedad más justa y sostenible.

«Cada uno de nosotros importa. Con nuestras decisiones tenemos la opción de elegir cada día cuál será nuestro impacto en el ambiente» repite como un mantra la multipremiada investigadora.

A pensar en las consecuencias de nuestras acciones, en lo que comemos, lo que compramos, en qué medio nos movemos… nos insta la incansable conservacionista quien sostiene que: “Estos detalles tienen un gran significado. Tenemos el tiempo muy justo. Debemos usar el don de nuestras vidas para hacer de este mundo un lugar mejor para todos y todas”.

Con esa doble intención de llegar a más corazones y de concientizar a las personas acerca de las elecciones que realizan todos los días fundó el Instituto Jane Goodall, mundialmente reconocido por la creación de innovadores programas.

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Mientras que el instituto se enfoca en proyectos de conservación de hábitats, programas de mitigación de la pobreza y santuarios de animales, el brazo juvenil Roots & Shoots (R&S) está impulsando la protección ambiental a través de proyectos comunitarios que apoyan a las personas, a los animales y al planeta para alentar a los jóvenes a que se interesen de forma efectiva por el planeta y a que sean embajadores de la tierra.

“Me gustaría ser recordada por dos cosas: por ayudar a abandonar el pensamiento de que los animales son cosas y por llenar de esperanza a la gente"