Las consecuencias del cambio climático son muchas y a diario surgen nuevas en las que ni siquiera habíamos pensado, como por ejemplo, ¿Qué ocurre en los mares después de una gran tormenta?

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¿Qué está pasando?

Las tormentas tropicales, con olas de hasta 10 metros de altura, pueden derribar islas de arrecifes de coral. A medida que aumentan las temperaturas globales, algunos científicos sugieren que tales tormentas serán más frecuentes e intensas en las próximas décadas. Unido a esto, el aumento potencial del nivel del mar se percibe como una amenaza para la existencia de estas comunidades remotas y bajas.

Muchas islas de arrecifes de coral, llamadas también: atolones, son creadas por el agua que mueve arena y grava, amontonándola en capas consecutivas, "como cebollas", dice Paul Kench, científico y decano de la ciencia en la Universidad Simon Fraser, en Burnaby, Canadá. Sin embargo, una nueva investigación realizada por Kench y sus colegas, recientemente publicada en Geology, descubrió un tipo diferente de construcción de una isla: las rocas depositadas por la tormenta.

Lo que dicen los expertos

En la isla de Tutago, en el atolón Funafuti de Tuvalu, bloques de coral gigantes se asientan sobre un arrecife plano. Los investigadores notaron que el revoltijo de corales volcados no creció allí, sino que fueron arrojados al sitio. Cuando las olas de tormenta golpean los arrecifes, no solo se mueven trozos de grava del tamaño de un puño; Kench dice que las rocas de coral, que pueden tener metros de diámetro, son arrancadas y arrojadas en pilas, formando la isla.

Para comprender mejor cómo las tormentas formaron Tutago, el equipo recolectó fechas de radiocarbono en los bloques de coral apilados. Dentro de estos depósitos de roca, descubrieron distintos grupos de edades, revelando que la isla de Tutago se formó hace unos 750 años, y al menos dos tormentas importantes ocurrieron hace unos 600 y 350 años.

Kench dice que el hiato de 300 años entre estas tormentas puede haber dado a los arrecifes cercanos la oportunidad de recuperarse luego de ser arrastrado por la tormenta. "Para que el coral crezca hasta dos metros de diámetro, puede tardar ciento cincuenta años", dice. "La génesis de la isla no solo depende de la tormenta, sino que también depende de la tasa de producción de coral".

Los resultados resaltan una relación crítica entre el crecimiento del coral y el retraso temporal entre las tormentas necesarias para generar bloques para la construcción de islas. Los resultados también indican que los depósitos en las islas son archivos prometedores para desentrañar las frecuencias de tormentas en ubicaciones en medio del océano.

Fuentes:

Geology