Claudia Pasquero y Marco Poletto son los directores de ecoLogicStudio, una firma de arquitectura y urbanismo especializada en diseño medioambiental y construcción integrada a la naturaleza. Ellos son también quienes han ideado BioBombola, un proyecto de jardines de algas doméstico, que busca estimular el cultivo urbano más allá de las plantas comunes, utilizando algas, fuente sostenible de proteínas vegetales.

El proyecto tiene por objeto fundamental insertar el cultivo de alta tecnología en entornos urbanos y domésticos, a través del sentido visual y táctil. Con estas características sus ideólogos tenían la intención de normalizar y fomentar en la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad, la interacción con el medio natural y su cuidado, de manera que seamos capaces como sociedad de rediseñar parte de la lógica que nos ha llevado a crisis sanitarias como la actual.

“Si colectivamente transformamos los contaminantes del aire en alimentos altamente nutritivos, habrá menos oportunidades de que los virus se aprovechen de las cadenas de suministro de alimentos insostenibles y de que las atmósferas contaminadas nos alcancen y se adhieran a nosotros”, afirman Claudia Pasquero y Marco Poletto.


BioBombola funciona absorbiendo el dióxido de carbono de los entornos cerrados y, de esta manera, oxigena los hogares de manera más efectiva que las plantas domésticas de interior, mientras fomenta una interacción diaria satisfactoria con la naturaleza.

Cultivo de espirulina casera

Luego del experimento que supuso BioBombola, ecoLogicStudio decidió ir más allá y extendió las funcionalidades del proyecto sumando al BioBombola para cultivo en interiores, un sistema para la recolección simple de espirulina fresca y lista para ser consumida, que incluye una bolsa de nutrientes y un lote inicial de células de espirulina.

Durante las últimas semanas de encierro, los diseñadores pedalearon todos los días con sus dos hijos, Giacomo y Lulu, entre su casa en Broadway Market y su laboratorio biológico en Hackney Wick (en el East End de la ciudad de Londres) mientras los niños se educaban en casa. De forma espontánea, involucraron a toda la familia en el cultivo de algas y en la recopilación de datos sobre la contaminación del aire.

La cosecha es un proceso fácil y divertido que se realiza varias veces por semana, recolectando hasta siete gramos de espirulina por día, que es el consumo diario recomendada para una familia de cuatro.

“A los niños les encanta cosechar espirulina. Ahora hacemos pan de proteína vegetal todas las semanas”, dice Pasquero, “la espirulina tiene un sabor bastante fuerte, en algún lugar entre la hierba y las nueces ”.

Cada BioBombola está compuesta por un único fotobiorreactor, que absorbe el equivalente a dos árboles jóvenes en CO2 mientras produce la misma cantidad de oxígeno que siete plantas de interior, y un recipiente de vidrio de laboratorio de un metro de alto y lleno con 15 litros de cepa viva de espirulina fotosintética. También incluye un sistema de tuberías de aire y una pequeña bomba que agita constantemente el medio.

El suave burbujeo mantiene las algas a flote, ayuda a la oxigenación y produce un sonido relajante que emana con el oxígeno fresco del entorno.