Este fin de semana del 20 de junio se han dado un montón de acontecimientos juntos, marcando un gran cambio en el ritmo y la energía que nos acompaña. El sol entra en Cáncer de la mano del solsticio de invierno en el hemisferio sur y del solsticio de verano en el hemisferio norte. La luna también inicia un ciclo en el signo de Cáncer junto a un eclipse solar.

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Todo nos pide que bajemos la velocidad y cuidemos nuestra energía. Es probable que nos sintamos más cansados e introvertidos. Está bien, tratemos de vivirlo como un reseteo, un tiempo para ir hacia adentro, reflexionar, meditar, repensar cómo nos nutrimos y cuidamos. Mercurio retrógrado se vuelve un aliado que nos acompaña en esta pausa para poder tomar más consciencia de todo lo nuevo que ha surgido en nuestra vida en este último tiempo en relación con nuestra familia, tribu, casa, cómo nos nutrimos (a todo nivel) y cómo nos cuidamos y cuidamos.

Desde ese lugar también es una oportunidad para revisar nuestra historia y nuestro origen a través de nuestro árbol genealógico para conectar con aquellas situaciones conflictivas que no han sido resueltas y que continúan repitiéndose hoy. Heridas abiertas que necesitan ser escuchadas, liberadas y abrazadas para sanar. Abrir el paso a los ríos internos, cargados de emoción, nos ayudará a limpiar y soltar pesadas y viejas cargas que ya no tiene sentido seguir sosteniendo.

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Fuente: cortesía @astroilustra

Al mismo tiempo inicia un ciclo con el eclipse solar en cáncer. En la medida en que podamos sanar viejas heridas de nuestra historia y en relación con nuestra familia de origen, es que podremos construir algo nuevo y lleno de vida, unido al pasado y a nuestra familia, sin que eso signifique quedar devorados o atrapados por las expectativas del clan.

Este momento viene a echar luz sobre estos vínculos complejos y nos ayuda a diferenciar cercanía de simbiosis, distancia sana de desconexión.

La clave no está en estar juntos, sino en cómo lo estamos.

Cabe preguntarnos: (si tenemos familia de origen y familia nuclear -de convivencia, pareja/ pareja + hijos / hijos- hacemos estas preguntas para cada una de ellas)

¿Qué lugar ocupo en mi familia? ¿Elijo ocupar ese lugar o qué lugar quiero ocupar?

¿Hay lugar para expresar nuestras emociones en nuestra familia? ¿Cuáles? ¿Todos tenemos ese mismo lugar y somos escuchados igual?

¿Cómo me cuidan aquellos que quiero y cómo los cuido yo a ellos?

¿Cómo me cuido a mi mismo?