El espliego, mejor conocido como lavada es una planta del paisaje típico mediterraneo, vistosa por sus flores de color morado en forma de espigas. Su nombre proviene del latín ‘lavar’ y hace referencia al uso originario de este arbusto. Hay muchos tipos de lavanda, la más conocida es la Lavandula angustifolia, aunque todas las variedades poseen numerosas propiedades. Además es una planta que se puede cultivar en un jardín y seguro te preguntarás cuántos cuidados necesita, tranquilo, también hablaremos sobre todo eso.

La lavanda es una planta preparada para soportar sequías, por lo que no tiene problemas de crecer en todo tipo de terreno. Además se adapta perfectamente al clima occidental o por lo menos la mayor parte de su variedad.

Tipos de lavanda

Existen muchas especies variantes de esta planta, todas con características parecidas y otras con detalles que las hacen únicas. A continuación hablamos sobre los tipos más conocidos y por ende más utilizados.

Lavandula angustifolia

Seguramente es la más renombrada en su especie, aunque también suele conocerse como lavandula vera, lavanda fina o lavanda inglesa. Es considerada la mejor para hacer aceites esenciales que ayudan a sanar heridas, conciliar el sueño, aliviar síntomas de refriado, tratar quemaduras y hasta eliminar piojos.

Por lo general se consigue en Francia e Italia y crece hasta 1,3 metros con flores de color lilas agrupadas.

Lavandula hidcote Blue

Es la punta de lanza de las lavándulas, se trata de uno de los tipos más cultivados de esta planta. Destaca por su generoso follaje de color verde grisáceo.

Sus hojas tienen una característica forma de punta de lanza por lo que es reconocida, sus flores son de color lila y crecen en forma de espiga. Esta variedad no suele alcanzar el metro de altura.

Lavandula stoechas

En su especie es la que tiene la flor más grande, las cuales suelen espigarse entre marzo y agosto. Su follaje se apiña de forma densa en espigas de color violeta o incluso un lila rojizo.

Al igual que la lavandula angustifolia, esta variedad también tiene muchas propiedades medicinales. Por ejemplo; ayuda a bajar la fiebre, cicatriza heridas, alivia refriados y funciona como digestivo.

Lavandula dentata

Se caracteriza por tener hojas dentadas de color verdoso. Puede florecer durante casi todo el año aunque se debe tener especial cuidado con el frío porque le hace daño.

Sus flores son de color malva y están repartidas en forma de espigas. Y su aroma puede ahuyentar pulgones y otras plagas.

Propiedades de la lavanda

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El aceite esencial es el principal componente de la lavanda, es rico en alcoholes terpénicos como el geraniol o el linalol. Son los responsables del efecto calmante que ofrece esta planta.

Los taninos son otros elementos destacados en la lavanda, se refieren a compuestos fenólicos que también están presentes en las uvas, manzanas, el café y el té. Sus propiedades son astringentes, antiinflamatorias y por lo general, reconocidos por ser un potente antioxidante. Por lo cual, estos compuestos ayudan a proteger al cuerpo de los radicales libres. Asimismo, su acción reduce el riesgo de padecer patologías degenerativas tales como cáncer o alzhéimer.

La lavanda también tiene una alta capacidad antivírica y antibacteriana. Resultando beneficiosa para tratar afecciones como la faringitis y la laringitis.

Cuidados de la lavanda

A pesar de su belleza la lavándula no es una planta exótica, por el contrario, se puede cultivar en jardines si se cumplen los cuidados necesarios. ¿Cuáles son? Te hablaremos de ellos a continuación.

La planta de lavanda se debe colocar en un lugar donde reciba gran parte del sol durante el día (al menos 6 horas). Si se trata de una zona en climas secos hay que prestar atención al color de sus flores, en caso de tornarse pálidos y grises significa que la exposición al sol es excesiva.

En cuanto a riego, es necesario rosearla amablemente con agua cada dos días como mínimo, cuidando de que la tierra tenga un buen drenaje. Se debe evitar la acumulación de agua porque esto puede dañar la raíz. Cabe destacar en estaciones de otoño e invierno se debe regar solo 1 vez cada quince días y en plena luz del día.

Para la fertilización, es recomendable evitar cualquier tipo de abono, ya que la lavanda por si sola puede mantener su florecimiento y fragancia característica.

¿Cómo podarla?

La poda de la lavanda debe ser discreta y cortarse menos de la mitad del largo de cada planta. Preferiblemente hacer esto después de su floración o cuando se aproxime el invierno para que pueda crecer una vez que llegue la primavera. Las hojas que se marchitan deben quitarse cuanto antes para que el arbusto no gaste energía en ellas y pierda su capacidad de florecer.

En el primer año de poda de la lavanda no se debe cortar la parte leñosa del tallo. Para el segundo año se debe podar 5 a 8 centímetros por encima de donde inicia el crecimiento suave y verde. Y a partir del tercer año, el mejor momento para cortarlas es cuando las flores comienzan a abrirse.

Semillas

Ahora vamos al principio, para sembrar las semillas de lavandas se requiere en primer lugar de un semillero, una maceta pequeña o un envase que sea impermeable. Una vez que se obtiene se le deben hacer agujeros en su base para que salga el agua del riego.

Luego necesitamos un sustrato, esto se puede encontrar en cualquier vivero o tienda de jardinería. Se coloca dentro del recipiente y se riega. Antes de sembrar las semillas se deben introducir en un vaso con agua durante 24 horas para saber cuáles son las que germinarán. Y por último, tratar de sembrarlas en primavera, ya que es la mejor época para las semillas.

¿Cómo hacer aceite esencial de lavanda?

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El extracto de lavanda es muy útil para aromatizar ambientes y beneficioso para la salud. Por eso te enseñamos como preparar el tuyo en casa.

Ingredientes:

  • Brotes de lavanda frescos o secos
  • Alcohol de grano o vodka
  • Filtro de café
  • Mortero
  • Dos recipientes o botellas con tapas

Preparación:

Se coloca la lavanda en el mortero y se machaca. Luego se coloca en uno de los recipientes con tapa y se cubre con alcohol. Se deja reposar por 5 días, agitándose unas cuantas veces al día para que se libere el aceite esencial. Cumplido el tiempo, se cuela el líquido con el filtro para el café y se coloca en el segundo recipiente. Esta vez lo tapamos con el filtro del café para que se evapore el alcohol y se consiga el aceite ¡y listo! Tienes tu propio aceite esencial de lavanda que podrás utilizar cuando quieras.

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