Fue dada de alta la última paciente que había sido ingresada por ébola en la República Democrática del Congo, una enfermedad por la que falleció el 65% de las 3.400 personas infectadas desde el brote en agosto de 2018. En estos tiempos de pandemia, la emoción de esta mujer que se recuperó a principios de marzo nos llena de esperanza.

En videos compartidos por la Organización de la Salud (OMS) África, se ven médicos, enfermeros y voluntarios bailando y cantando en celebración de que esta enfermedad ya no es una amenaza mortal para su país.

La paciente Semida Masika, fue dada de alta de un hospital en Beni, una ciudad al Este del Congo, acompañada por una multitud eufórica. “Soy la última sobreviviente. Agradezco a todos los que estuvieron para mi y, especialmente, a Dios”, dijo la mujer.

El brote de ébola en el Congo fue el segundo más grave en la historia de la humanidad, seguido de la epidemia que azotó África del Oeste entre 2013 y 2016. Desde la OMS, aseguraron que el brote puede declararse como finalizado 42 días después de que no haya aparecido un nuevo caso.

¿Por qué? En primer lugar, debido al complejo entorno de seguridad (dado el contexto de violencia militar en el que se encuentra el Este del Congo), es posible la transmisión del ébola fuera de los grupos bajo vigilancia.

Segundo, porque el virus del ébola puede persistir en agujas, jeringas o viales usados durante varias semanas; además, puede persistir en los fluidos corporales de los sobrevivientes durante muchos meses, y puede transmitirse mucho después de la recuperación, o, en casos raros, puede resultar en una recaída. Por último, el virus del Ébola está presente en un reservorio animal de la región, y siempre existe el riesgo de un nuevo derrame a los humanos.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que son “muy buenas noticias para todo el mundo” aunque un portavoz de la organización sostuvo que “el brote no ha terminado todavía”.