Mantener el orden en nuestro espacio personal o de trabajo puede ser, para algunas personas, una condición necesaria para poder habitarlo; pero, para otras, una gran pereza. Es cierto que cuando un espacio se ve limpio y organizado es más agradable estar allí, pero tomarse el tiempo para hacerlo es algo que muchos postergan una y otra vez. 

Quizás ya lo hayas oído, o tal vez no, pero el desorden funciona como un bloqueador a nivel energético. Un sitio donde todo está arrojado en cualquier lugar, con suciedad o mal olor, atrae malas energías e inhibe la llegada de lo nuevo. Así se cree desde el Feng Shui, el sistema filosófico de origen taoísta que sostiene que ocupar de modo armónico y consciente un espacio influencia positivamente a las personas que lo habitan. 

[Lee también: 14 consejos del Feng Shui para energizar tu hogar]

Piénsalo como tu sistema circulatorio. Si a cada paso, la sangre se encuentra con una obstrucción, el oxígeno tardará más en llegar a todas las células de tu cuerpo, y es posible que aparezca el cansancio u otros problemas de salud más graves. Pues bien, a nivel espacial sucede lo mismo: el orden es fundamental para favorecer un correcto flujo de energía vital o chi. 

Aquí encontrarás entonces 3 razones energéticas para dejar de ser un desordenado o para convencer a alguien de que empiece a ordenar

1. Se produce energía de bajo nivel

El polvillo, la basura y las cosas en mal estado o averiadas sin una función producen energía de bajo nivel, por eso podemos sentir el ambiente como denso o pesado. Por el contrario, la limpieza y reparación de lo que está roto genera un flujo renovado de energía que se percibe en el aire. 

2. Se siguen acumulando energías anteriores

Cualquier espacio y objeto tiene una historia por detrás. Personas que lo construyeron o que intermediaron hasta que llegara a ti. Ese registro se va acumulando de manera gradual y puede influenciarnos a nivel energético. Por eso es conveniente, además de mantener el orden y la limpieza, deshacernos de esas viejas energías, por ejemplo, limpiando con agua y vinagre, o con agua y sal marina, o sahumando los espacios. Esto ayudará a liberarlo de energías del pasado y recibir a lo nuevo: relaciones, riqueza y abundancia. 

[Lee también: Simbología japonesa de la limpieza y cómo aprovecharla para atraer energías positivas ]


3. Es más probable que se obstaculicen los nuevos proyectos

Si eres una persona desordenada y tiendes a "ocultar la suciedad bajo la alfombra", sabes bien que ésta no deja de estar ahí. Con el paso del tiempo, las cosas que metes en un cajón para que no se vean, se ensucian y acumulan generando problemas de circulación energética. Y esto funciona como si comieras algo con un gran contenido de grasas: la sangre (en este caso, la energía) se empieza a volver más lenta, densa y débil. En cambio, sitios con mayor espacio para la circulación favorecen el flujo de oxígeno y vitalidad de todo el lugar. 

¿Cómo empiezo?

Haz lo que mejor sabes hacer: junta todo lo que tengas tirado por ahí y ponlo, primero en dos pilas: una, lo que sueles usar; y la otra, de lo que hace tiempo no usas, no sabías que tenías, etc. 

Tómate un momento y pregúntate: ¿Lo necesito? ¿Lo voy a reparar? ¿Qué función tiene aquí? 

[Lee también: Formas originales de cargar tu habitación de energía positiva según el Feng Shui]

Conserva solo lo que realmente uses, repara lo averiado, dona lo que aún pueda servirle a otro, y desecha (con conciencia) lo que sobra. Puedes contactarte con organizaciones que reciclen, reutilicen o reparen. Todo esto te ayudará a sentirte más liviano. ¡Inténtalo! Verás que es como quitarte una mochila pesada de tu espalda. 

¡Deja que lo nuevo llegue a tu vida!