Una madre y un padre. Uno o dos hijos. Siempre sonriendo y jugando. Así se suele representar a las familias en las publicidades y los medios. Pero en verdad esto dista mucho de la realidad. La familia en sí es una institución social y su estructura es muy variable. Hay familias homoparentale; otras donde solo hay un padre o una madre; otras que eligen no tener hijos; etc, etc. 

Que "cada familia es un mundo" no es solo un dicho. Cada una forma sus propios vínculos y contratos particulares que podrían ser extraños para cualquier otro. Pero tener la imagen de la familia perfecta es una idealización irreal que puede llevar a muchas frustraciones. A veces las familias, de hecho, no son tan positivas como se cree para la formación de algunas personas; eso dependerá de cada situación particular. Pero por lo pronto debes saber que nada de lo real es perfecto. 

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¿Qué cosas pasan solo en las familias reales? 

1. Roles definidos

En cada familia, así como también suele pasar al interior de los grupos de amigos, hay diferentes roles que las personas asumen, muchas veces de forma inconsciente. Por ejemplo, el rol de "protector/a", de "problemático/a", de "responsable", de "perezoso", etc, etc. No necesariamente lo ocupan quienes socialmente se esperaría: por ejemplo, a veces el protector puede ser un/a hijo/a y no el padre. Eso es particular de cada familia, pero los roles que se asuman y ponen en práctica sin duda incidirán en la forma de ser de cada persona, y especialmente, en su forma de vincularse con los demás; ya que los vínculos de la familia siempre serán los primarios, aquellos mediante los cuales aprendemos a estar en el mundo. 

Si percibes esto en tu familia, no es que ésta sea de otro planeta. Por el contrario, forma parte de las dinámicas de una familia real. Solo deberás trabajar tus propios roles si sientes que te limitan o afectan de alguna manera. 

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2. Distancias

En las familias, como en cualquier otro vínculo, es normal que a medida que pasan los años y las personas van creciendo y tomando sus propias decisiones de vida, surjan algunas distancias. Quizás ya no sentimos tanta afinidad o simplemente elegimos pasar más tiempo en otros círculos, o más bien solos. Y esto no tiene por qué ser una señal de un problema en la familia. A veces puede, por el contrario, ser necesario tomar distancia para ver las cosas desde otra óptica. Por ejemplo, esto es muy normal cuando somos adolescentes y de pronto descubrimos que nuestra familia no es tan ideal como quisiéramos. La figura de autoridad de nuestros padres colapsa y solo buscamos diferenciarnos. Tomar distancia emocional en esta etapa es funcional para la propia independencia. 

3. Conflicto

No hay vínculo sin conflicto. Es normal tener diferencias, más si tenemos un vínculo muy fuerte, íntimo o si incluso convivimos. Por eso, si tienes algunas discusiones o diferencias con tu familia, esto le pasa a casi todas las personas en el mundo. Muchas veces nos enojamos porque nuestra familia no es como quisiéramos o no hizo lo que hoy creemos que nos hubiera ayudado a ser mejores. Pero lo importante es poder trascender esto, y trabajar sobre la propia subjetividad para de-construir esas estructuras y tomar las riendas de la vida que queremos para nosotros. 

4. Dinámicas propias

Cada familia tiene sus propias dinámicas. Hay algunas para las que los almuerzos los domingos son impostergables; otras que viajan todas las Navidades; otras que se llaman cada semana por teléfono en videoconferencia; etc; etc. Cada una tiene características y reglas propias que pueden le pueden parecer absurdas a cualquier otro. A veces romper las dinámicas puede implicar todo un caos en la familia. Pero si la mayoría coincide con esta necesidad, tarde o temprano terminará surgiendo una nueva dinámica. Y esto es parte de la evolución propia del vínculo. 

5. Secretos

En una familia no todo es sinceridad ni color de rosas. A veces hay cosas que se ocultan o prefieren callarse. Quizás son cosas del pasado, sucesos que consideran mejor olvidar, u otras cuestiones que algunos intentan barrer debajo de la alfombra. Las familias, como todas las personas, tienen también zonas oscuras. Pero a veces están más a la luz de lo que parecen; solo que no siempre resulta algo grato mirarlas con sinceridad. 

Todas estas cuestiones hacen a las familias reales, muy distintas de las que puedes ver en los anuncios por las calles. Y aunque todos encontremos un poco de estas cosas en nuestras familias, lo mejor es que puedas trabajar sobre ellas para ver cuáles son los esquemas que has aprendido y tienes incorporado, seleccionar con cuáles quieres quedarte y cuáles necesitan ser transformados en algo mejor.