La historia nos ha enseñado que la civilización comenzó cuando el hombre fue capaz de domesticar su alimento. Pasamos de ser cazadores-recolectores que se movían en grupos relativamente pequeños, en los que las posiciones jerárquicas eran bien definidas y en las que no existía mucha comunicación a pertenecer a sociedades antes inimaginables en las que la gente se relacionaba de forma íntima, no sólo entre parejas o familias, sino como una comunidad. Lo que hasta ahora es poco conocido es que tal vez todo eso es gracias a la cerveza. ¿Por qué?

Estudios que datan de los años cincuenta del siglo pasado apuntan a que si bien las civilizaciones antiguas comenzaron cuando el hombre domestico las plantas, sobre todo el maíz, este no tuvo que ver con mejorar su alimentación, sino en que supieron que si lo fermentaban podían conseguir una bebida alcohólica que afectaba su humor, comunicación y forma de relacionarse entre ellos.

Estudios antropológicos y arqueológicos alrededor del mundo sostienen esta teoría que poco a poco gana más popularidad, pues no sólo en el mediterráneo se ha encontrado que la cerveza era parte esencial de las primeras civilizaciones, también en México, dónde el maíz fue parte fundamental de la religión maya al grado de que de ellos viene el término “hijos del maíz”, se ha demostrado que antes de que funcionara como alimento, era usado principalmente en bebidas alcohólicas.

La importancia de estas bebidas hace miles de años era tal que el que se cree que es el primer código legal –el código de Urukagina– citaba a la cerveza como unidad central de pago y penalización.

¿Qué la hacía tan especial?

A pesar de que hoy somos considerados seres altamente sociales, en el pasado teníamos muchos problemas para hacerlo incluso entre los grupos más pequeños Se cree que el invento de las bebidas fermentadas ayudó a crear lazos entre nuestro antepasados. El ritual de sentarse ante el fuego por las noches se convirtió en la oportunidad de conversar acerca de temas importantes y de unirse persona a persona.

Tal vez tenían el mismo sentimiento de pesadez que nosotros al día siguiente, pero tras una noche de “juerga”, era más sencillo para ellos continuar con lo que habían conversado y así, poco a poco, consolidamos relaciones que no necesitaron de alcohol para mantenerse.

En esa época el alcohol no era tan fuerte como lo es ahora, pues se sabe que los procesos de destilación que hicieron mucho más fuertes las bebidas existe desde hace aproximadamente dos mil años. Por eso no se considera que el alcoholismo existiera en esa época, simplemente se cree que la cerveza, o el antepasado de esta, fue de vital importancia para el nacimiento de la civilización y el mundo como lo conocemos.

¡Salud!