Los estudios de Iván Pávlov con distintos perros ayudaron a que la psicología condicional se convirtiera en una importante rama del conocimiento durante el siglo XX.

Al tocar una campana y dar recompensas a los perros que eran parte de su estudio, descubrió que después, sin la necesidad de una campana, incluso con la simple presencia de la persona que daba las recompensas, estos perros comenzaban a salivar de más, como si tuvieran frente a ellos los deliciosos premios.

Ahora, el estudio del comportamiento animal nos ha sorprendido una vez más, y es que científicos de la Universidad Northwestern de Estados Unidos han demostrado que los perros no sólo se guían por instinto y un reloj biológico similar al nuestro, sino que tienen unas “células del tiempo” que les permiten entender el paso del tiempo.

Esto parece lógico, pero demuestra que los animales no son seres irracionales que sólo se guían por el instinto, sino que pueden hacer ciertos cálculos. Por lo que, si todos los días das de comer a tu perro a una hora determinada y un día lo olvidas, sólo necesita unos cuantos minutos para que comience a insistir en algo que para él es una norma, y no lo hace por condicionamiento, sino porque sus neuronas entienden el paso del tiempo.

Según Daniel Dombeck de la Facultad de Artes y Ciencias de dicha universidad:

“¿Sabe tu perro que hoy te ha costado el doble de tiempo darle de comer que ayer? Hasta ahora no había una buena respuesta para eso. Se trata de uno de los experimentos más convincentes para demostrar que los animales realmente tienen una representación explícita del tiempo en sus cerebros y que pueden medir intervalos de tiempo”.

Es la actividad de la corteza entorrinal que se encuentra en el lóbulo temporal del cerebro de los animales y que les da una perspectiva única del tiempo y espacio. Primero se trabajó con ratones, al darles una recompensa después de hacerlos correr por una cinta durante seis segundos. Cuando entendieron la rutina, se les quitó la cinta, pero aún así ellos corrían por seis segundos a pesar de que la puerta para encontrar su recompensa ya no estuviera. Así se demostró que usaban el sentido interno del tiempo de su cerebro.

Además, cuando estudiaron el cerebro de los animales, encontraron que cuando el ratón pasaba delante de la puerta, sus neuronas espaciales se desactivaban y daban paso a las nuevas y hasta entonces desconocidas neuronas del tiempo.

Estos estudios nos acercan mucho más a los animales y demuestran que realmente no somos seres superiores como muchos dicen, y que el resto de los seres no son “bestias sin razonamiento”. Además, los estudios, al llevarlos a cabo con seres humanos, podrán acercarnos a entender enfermedades como el Alzheimer y otras enfermedades degenerativas de la mente.

Fuente:

Nature

ABC