¿Cuántas veces no has tenido que dejar que un amigo o amiga apoyen su cabeza en tu hombro mientras lloran por esa persona que les rompió el corazón? Seguramente les dijiste lo que era mejor para ellos, les ayudaste a abrir los ojos y a que vieran un futuro en el que la felicidad era posible, pero, ¿cuántas veces has seguido esos consejos por tu cuenta?

Somos criaturas contradictorias, irónicas y llegamos al punto de ser un chiste eterno. No podemos esperar a dar consejos con sabiduría ancestral, pero en cuanto es nuestra oportunidad para hacer las cosas como lo esperamos de los demás, fallamos espectacularmente.

Que arreglen sus relaciones personales

Lo mencionado anteriormente. Las relaciones personales son algunas de las cosas más complicadas en nuestra vida, pero creemos que la de los demás funciona de acuerdo a la lógica y no los sentimientos. Así como vemos claro que el novio de una amiga es un patán o que la novia de otro lo está utilizando para darle celos a su ex, tal vez es hora de ver nuestra propia vida con ese ojo crítico.

Que busquen lo que realmente los hace felices

Le decimos a todos que hagan lo que realmente los hace felices, que sigan el sueño que los llama desde lo más profundo de su ser, pero sin duda, esperamos hasta el último momento para intentar salir de nuestra zona de confort. Creemos que para los demás, querer convertirse en deportista extremo es cuestión de querer, pero personalmente vemos imposible el cambiar de trabajo.

Que dejen de perder el tiempo

Somos expertos para decirle a los demás que a su edad ya deberían tener ciertas cosas o haber cumplido tales metas. Les contamos cómo hemos llegado a ser medianamente exitosos gracias a nuestro esfuerzo, pero por dentro justificamos el que ahora estemos estancados. Creemos que es cuestión de tiempo para que todo se arregle mágicamente, pero sabemos que cada día que pasa es un día perdido.

Que dejen de procastinar

Fuente: Review Trackers

Aunado a lo anterior. Nos quejamos de los holgazanes del trabajo y la gente que pasa sus días sin hacer cosas significativas, pero somos capaces de perder horas, días o incluso años enfrascados en el “lo haré mañana”. Hay que entender que no se trata de querer, sino de hacer y seguir hasta que sea un hábito.

Que sean buenas personas

Creemos que somos las mejores personas que hay, que nuestra moral es intachable y más, así predicamos que los demás se comporten como seres humanos. Pero basta con darnos un buen vistazo en el espejo para encontrar todas esas pequeñas cosas que nosotros también normalizamos. Ya sea la violencia de género, el racismo, clasismo y más. No es que seamos las peores personas, pero sin duda, siempre podemos mejorar.

Vive y deja vivir. Siempre ayuda a quienes lo necesites, pero también recuerda que lo que promulgas y promueves es lo que tú deberías cumplir.

Fuente:

Thought Catalog