Al hablar de amor, sabemos que estamos ante algo maravilloso, sin embargo a veces se puede hablar de lo malo en términos generales: cuánto cuesta mantener una relación a flote, lo difícil que es la distancia, la pesadez de la rutina y más, sin embargo, esos temas pocas veces se ejemplifican en cuestiones íntimas, como el amar a dos personas a la vez.

No muchos aceptarán que les ha pasado, pues suena a una especie de traición para una u otra persona con la que seguramente tuvieron algo intenso. Pero tal vez evitar hablar de eso es lo que aún hace que en las novelas y películas sea un gran tema cuando en realidad parece que amar a más de una persona no sólo es factible, sino que bastante común. Todo lo que plantearemos a continuación tiene una base científica.

No somos monógamos

La misma naturaleza nos inclina a la poligamia. Múltiples parejas sexuales permitió a nuestros antepasados crear comunidad y cuidar con mucha más eficacia a los pequeños. Sólo ahora que tenemos grandes sociedades establecidas es que tenemos reglas éticas y morales que muchas veces son olvidadas por los impulsos sexuales.

El amor no es de un sabor

De acuerdo a distintos estudios psicológicos, muchas veces interpretamos el amor de distintas formas, por lo que no sólo es factible amar a dos personas al mismo tiempo, sino que el sentimiento, a pesar de que sabemos que es amor en ambos casos, puede ser completamente distinto en cada escenario.

No elegimos enamorarnos

No es una estipulación romántica, es un hecho innegable. Cuando una relación comienza y besamos a la persona que amamos, liberamos dopamina. Incluso días después sólo pensar en ese beso nos puede provocar liberación de dopamina de una forma que no creeríamos posible. Por eso a veces es todo un infierno para la persona que está en una relación estable y feliz pero se enamora de alguien más, tal parece ser que no lo puede evitar.

El ambiente tiene la culpa

Puedes amar a alguien, pero si tu situación personal es buena, si tienes el trabajo que quieres y lo disfrutas, estás creciendo personalmente y tus amistades están para ti, es más fácil que tu cerebro encuentre personas con las cuáles entablar conexiones personales difíciles de ignorar. En pocas palabras, ser feliz te hace más propenso a enamorarte y a tu cerebro no le importa si ya amas a dos personas a la vez.

Tú tienes la última palabra

Aunque aún no exista una forma científica que nos evite enamorarnos de alguien más, sí tenemos la capacidad de alejarnos de la persona por más que nos duela. Incluso los expertos dicen que a final de cuentas consejos como crear una lista de pros y contras que te ayuden a entender quién es la mejor opción o imaginar con quién te ves casado a los 90 años, son válidos.

Para algunos funcionan las relaciones abiertas, la poligamia y el amor no convencional, pero hay quienes prefieren continuar con relaciones monógamas y tradicionales. Eso no tiene nada de malo, el amor se debe expresar de la forma que uno quiera mientras su o sus parejas estén enteradas y de acuerdo.