Dulces y tiernos, los osos pandas existen el mundo, según se cree, desde hace dos millones de años. Se extendieron por el sur y el este de China, el norte de Myanmar y Vietnam; y luego la población y la urbanización interrumpió su normal desarrollo. De hecho, se calcula que, de su hábitat natural en China, solo existe hoy un 1%.

Pero en este país se viene llevando a cabo un fuerte trabajo para regenerar, expandir y repoblar los bosques de bambú, el entorno natural y fuente de alimento de los pandas, que comen entre 15 y 35 kilos por día. Gracias a esto, el hábitat se expandió un 12% con un total de 67 reservas naturales, y de 1200 ejemplares en los ´80, la cantidad de osos pandas subió a más de 2 mil.  

Por eso, el año pasado, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, decidió cambiar a los osos pandas de la categoría de “amenazados” a “vulnerables”; y reconoció este trabajo de China para extender las políticas de conservación. 

Ahora, algunos de los pandas nacidos dentro de la reserva natural Wolong, en China, serán llevados a las montañas. Desde el 2006, cinco han sido liberados (llevando collares de control) y solo tres siguen vivos.

Aunque sería lo ideal, no todos los pandas que nacen pueden ser liberados. Muchos de los recién nacidos son tan pequeños y vulnerables que incluso son trasladados a incubadoras donde reciben todos los cuidados necesarios para mantenerlos con vida.

Luego de los entre tres y cinco meses de gestación, los bebés pandas nacen ciegos y sin pelo, pesando un promedio de 100 gramos; y tardan alrededor de seis años para alcanzar su tamaño completo.

Aunque la posibilidad de que algunos vuelvan a su entorno natural es, sin dudas, una buena noticia, aún se necesita mucho más para que estén a salvo, ya que según sugieren los modelos científicos, el impacto del cambio climático causaría la desaparición de un tercio de los bosques de bambú en los próximos 80 años.