En el mundo hay más de 65 millones de refugiados: es como si todos ellos formaran un país mediano. Y en muchos casos, lo que les espera en el destino al que llegaron buscando una esperanza es  tan malo o peor que la situación de la que escapaban.

En algunos casos, el "nuevo hogar" para ellos es una carpa en medio de la nieve, en donde literalmente se congelan. En otros, los niños refugiados que llegan a Europa "desaparecen", y es difícil saber si están en manos de redes de trata, de trabajo esclavo, o de quién.

Pero en la escuela "Abrazo Cultural" de Brasil, todo es esperanzador y diferente. Abrazo Cultural es una escuela de idiomas en la que todos los profesores, que por ahora son 13 en Río de Janeiro y 14 en Sao Paulo, han sido refugiados. Enseñan su idioma nativo a los brasileros, y reciben a cambio un sueldo digno que les permite salir adelante.

El proyecto, que nació en 2014 y desde ese momento no dejó de crecer, busca integrar a los refugiados a la sociedad que los acoge, dándoles un empleo digno y remunerado, a la vez que permite a los brasileños aprender idiomas con profesores nativos.

Hadi Bakko, que escapó de Siria en 2014, fue uno de los primeros profesores de la escuela, y aún trabaja allí. La guerra le había quitado casi todo, pero no su lengua. Y enseñarla a otros fue lo que le permitió comenzar una nueva vida.

"Es una idea genial porque crearon un modo de ayudar a los refugiados sin que uno sienta que está recibiendo ayuda. Ganas dinero para pagar el alquiler y al mismo tiempo haces amigos, recibes el amor, el cariño de las personas. Es realmente un abrazo, como una familia", explica emocionado Hadi.

Si comenzar una nueva vida desde cero, en un lugar desconocido, es difícil para cualquier, mucho más lo es para quienes vienen huyendo de situaciones traumáticas como persecuciones o guerras. Por eso esta iniciativa es una gran esperanza para los refugiados que llegan a Brasil. 

Otro de los profesores de la escuela de idiomas es Chantrel Koko, un congoleño que llegó en 2012 a Brasil y que allí ha cumplido su sueño de estudiar medicina. En 2018 espera, finalmente, obtener su título.

Pero quizás eso no hubiera sido posible si no hubiera sido uno de los primeros profesores de Abrazo Cultural. Enseñar francés le permitió obtener ingresos para financiar su vida mientras estudiaba, y también integrarse al país, conociendo personas y haciendo amigos. 

 "La llegada no fue fácil (...) y estar en 'Abraço' no sólo me ayudó económicamente. Además, en la clase, uno se siente un poco como en casa y, al salir, hablamos portugués y eso me ayuda mucho", explica el joven.

El equipo de Abrazo Cultural brinda capacitación pedagógica a los aspirantes a profesores antes de que comiencen a dar clases. Además, cuentan con materiales didácticos especiales: siguen ciertas pautas de referencia internacional para la enseñanza de los idiomas, pero promueven la diversidad en los contenidos: por ejemplo, nombres como "Mohamed" aparecen más que "John" en las historias de esos libros.

Los encargados del proyecto explican que una de las cosas más importantes para los refugiados que se benefician del programa es que, si bien reciben de alguna manera "una ayuda", no lo viven como si recibieran caridad, porque no lo es. Tienen un trabajo, y además pueden ver como ellos también aportan algo valioso, un idioma, a la sociedad que los recibe y a las personas que eligen esta escuela para aprender una lengua nueva.

Más información sobre la escuela: http://abracocultural.com.br/

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