Los grandes maestros de la historia siempre han recurrido a fábulas, leyendas e historias para acercar sus enseñanzas a los discípulos. Los maestros budistas no han sido la excepción: se han valido de estos recursos para hacer llegar su filosofía de vida a todo aquel que quiera escuchar.

La historia titulada “El perdón de Buda” es muy breve, y sin embargo, logra hablar de los temas más importantes del hombre.

Leerla te llevará 5 minutos, pero su enseñanza se quedará en ti para siempre.

Estatua de Buda

Buda tenía un primo perverso, se llamaba Devadatta, siempre estaba celoso y se empeñaba en desacreditarlo.

Un día, mientras Buda paseaba tranquilamente, Devadatta arrojó a su paso una pesada roca con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca cayó al lado de Buda y no le hizo daño.

Buda se dio cuenta de lo sucedido pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa. Días después, volvió a cruzarse con Devadatta y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, este le preguntó:

– ¿No estás enfadado?

– No, claro que no.

Sin salir de su asombro, Devadatta le preguntó el por qué.

A lo que Buda le respondió:

– Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.

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Buda, en su eterna sabiduría, nos enseña que de nada sirve guardar rencores. Porque la vida está en constante cambio, y nosotros también.

Hoy no eres la misma persona que fuiste ayer. Tampoco lo son aquellos que te han hecho daño. Saber perdonar es más que tener misericordia. Es entender que nada nos pertenece, excepto el momento presente.

Y que aquí y ahora, te mereces ir liviano, tranquilo, y en paz contigo y con los demás.

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Fuente:

Rincón de Psicología