Desde hace 70 mil años, el hombre ha cambiado muy poco cognitivamente. Su capacidad para aprender es la misma desde entonces, por lo que si hoy conociéramos a un hombre del 65, 000 a.C. y le enseñáramos a hablar, podría hacerlo sin problemas.

Muchas veces nos sorprende pensar de lo que la gente era capaz de hacer en el pasado, pero olvidamos que se trataba de personas exactamente igual a nosotros, tenían la misma capacidad, simplemente no tenían las ventajas tecnológicas ni los métodos de enseñanza y aprendizaje con los que hoy contamos.

Por eso, a muchos les sorprende que algo tan sencillo y mundano como una lista del supermercado –o por decirlo de una manera más genérica, una lista de ingredientes necesarios para subsistencia– pueda ser tan antigua como la civilización.

Un ejemplo es una tabla de la antigua Mesopotamia que data del 2,000 a.C. cuando la gente aún ponía sus ideas, pensamientos y anécdotas en piedra. También usaban esa piedra para describir su dieta diaria e incluso recetas para llegar al platillo perfecto.

Fuente: Listonic

Pero eso no es todo, no se trató de una civilización única que hizo eso. En el año 600 a.C. en lo que hoy conocemos como Irán, los militares ya mandaban mensajes escritos, en los que además de dar indicaciones esenciales para su trabajo, también cuidaban de los demás buscando darles cierta comida o a veces, simplemente ordenando que se les entregara cierto vino o vinagre:

“Y un Homero lleno de vino, tráelo mañana; no llegues tarde. Y si hay vinagre, dáselos”.

Fuente: Listonic

Estos textos no son sólo estudiados y descartados, saber que la escritura era así de compleja incluso hace más de 2500 años ayuda a los arqueólogos e historiadores a entender mejor algunas de las épocas más importantes para la civilización.

En el siglo I a.C. las listas de compras eran aún más complejas. Pollo, un centenar de manzanas, así como de huevos, e incluso instrucciones para encontrar las de mejor precio eran inscritas en papiros que hoy sobreviven en algunos de los museos más importantes del mundo, demostrando su importancia para la historia de la humanidad.

Pero eso no es todo, una de las listas más increíbles no es una que demuestra la capacidad humana, sino la capacidad artística. En el siglo XVI sólo pocos podían leer y escribir, entre ellos los artistas. Miguel Ángel podía escribir perfectamente, pero su sirviente no, por lo que para mandarlo a un mercado y asegurarse de que trajera todo como él lo quería, lo escribía y dibujaba.

Fuente: Listonic

Es fascinante ver cómo un artista podía hacer algo tan banal como lo es una lista de supermercado y transformarla en algo hermoso, algo que hoy es considerado como una gran obra de arte comparable a sus pinturas.

Estas listas son la prueba de que el ser humano ha cambiado muy poco con el paso del tiempo. Podemos inventar autos que van más rápido, aviones que nos transportan por continentes e incluso naves que nos saquen del planeta, pero aún así siempre necesitamos poner por escrito qué necesitamos para comer esta semana.

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