Vivimos en un momento histórico en que estamos híper conectados. Tenemos cientos (o miles) de amigos en Facebook, incontables seguidores en Instagram, y mandamos y recibimos mensajes de Whatsapp a decenas de grupos. Pero entre tanta gente, sin embargo, hay algo que se destaca: la amistad verdadera.

Cuando nos sentimos rodeados de personas, reconocer y cuidar a los amigos de verdad se vuelve todavía más importante. Saber en quién confiar, sobre qué hombro llorar, a quién recurrir en nuestros peores momentos.

[También te puede interesar leer. 7 señales de que una amistad se ha vuelto tóxica]

Así que si tienes una amistad con estas características, debes saber que eres un verdadero afortunado. ¡Es una amistad para siempre!

Amistad verdadera

1. Puedes ser simplemente tú

No todas las personas nos aceptan con nuestras virtudes y nuestros defectos. Si tienes que cuidarte de decir lo que piensas, lo que sientes, o de ser tú mismo frente a tus amigos… No son amigos de verdad.

En cambio, una amistad verdadera es aquella donde cada uno puede ser exactamente quien es. Puede mostrar sus virtudes sin culpa, y sus debilidades sin miedo. ¡Estar rodeado de verdaderos amigos te hace sentir plenamente libre!

2. Se alegran por tus logros

El mundo es competitivo, y por eso muchas veces las personas no se alegran de verdad con tus logros. Los envidian, o creen que no te los mereces.

Sin embargo, un amigo de verdad sabe cuánto has luchado por llegar ahí. Te ha visto sudar, llorar, reír, y llorar de nuevo antes de estar donde estás. Por eso, se alegra genuinamente de cada uno de tus logros, y sabe el valor que tienes como persona.

[También puedes leer: 5 cosas que sólo deberías decirle a tu mejor amigo]

Amistad verdadera

3. Te dicen la verdad (aunque no quieras oirla)

Un amigo de verdad siempre será sincero contigo. Ni siquiera para “cuidarte”, un amigo te mentirá.

Si tienes una relación en la que te ocultan información “por tu bien”, puedes estar seguro que no es una amistad verdadera.

Pues un amigo sabe que tú confías en él. Y traicionar esa confianza es romper uno de los más sagrados pactos. Por eso, si conoces a alguien en cuya palabra puedes confiar ciegamente, seguramente es un amigo que vale la pena.

[También te puede interesar leer: 5 cosas que solo un verdadero amigo se atrevería a decirte]

4. Te perdonan

Un amigo de verdad te conoce tanto, que seguramente ya sabe cuándo la vas a cagar incluso antes de que la cagues. Pero te soporta igual.

Y cuando haces una de las tuyas, y pides perdón desde el corazón, un amigo de verdad te perdona. Pues sabe por qué hace las cosas, y conoce tus defectos mejor que tú. Los ha aceptado y sabe vivir con ellos.

Por supuesto, eso no quiere decir que debas abusar de su confianza. Simplemente, que puedes estar tranquilo y no preocuparte tanto en ser “perfecto” cuando de tu amigo se trata. Él seguirá ahí más allá de todo.

Amistad verdadera

5. Te hacen sentir más feliz

Los verdaderos amigos son aquellos que te cargan de energía. Que en los días en los que te sientes una piltrafa, te levantan. Que te ayudan a verte bien para levantar tu autoestima, pero que saben cuándo llegar a tu casa con un pote de helado y una película.

La amistad verdadera está hecha de risas, de confidencias, pero sobre todo, de buena vibra. Por eso, cuando te juntas con amigos de verdad será como enchufar la batería. Saldrás de esa reunión mucho más alegre que como entraste.

6. Jamás te abandonan

Al final, reconoces una amistad verdadera por una sencilla razón: nunca se acaba. Los buenos amigos se quedan ahí siempre contigo.

Si la distancia los separa, encontrarán la manera de seguir en contacto. Y si pasa algún tiempo sin saber uno del otro, importa poco. Cuando se vuelven a ver, es como si el tiempo no hubiera pasado.

Y si necesitas un abrazo o un consuelo, un amigo de verdad está ahí. Para escucharte y echarte una mano.

[También te puede interesar leer: Estos son los 3 tipos de amigos que necesitas en un mundo como el nuestro]

Una amistad verdadera es, quizá, el mejor regalo que podemos pedir.

¡Cuídala, pues vale oro!