El planeta es mucho más que un escenario en el cual transcurre nuestra vida. Es parte de quiénes somos, incide en nosotros, en nuestra energía, en nuestra salud y nuestro bienestar. Constantemente estamos unidos a él a través del aire que respiramos, el agua que bebemos, el suelo que pisamos e incluso los alimentos que comemos.

Pocas veces somos conscientes de esa conexión, y entonces actuamos como si todo fuera infinito. Pero los recursos de los que nos servimos para la vida, que hacen que podamos estar aquí, se acaban. Es por eso que incluso las acciones más pequeñas de nuestro día a día pueden marcar la diferencia.

Si quieres dejar en el mundo tu propia marca, es bueno que hable bien de ti, ¿no lo crees? ¿Sabes cuál es la huella que estás dejando hoy en el ambiente?

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Cómo evitar el desperdicio de alimentos

¿Qué es la huella ecológica?

Según WWF, la huella ecológica es la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza.

Está representada por la superficie necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una comunidad, y absorber los impactos que genera.

Recursos limitados

De seguir en las tendencias actuales, para 2010 necesitaríamos 1,75 Planetas, y 2,5 Planetas en 2050 para satisfacer nuestras necesidades de recursos. Esto quiere decir que la demanda de recursos naturales excede lo que nuestro planeta puede renovar en un año.

Piensa que en 1961, por ejemplo, la humanidad consumía solo dos tercios de los recursos disponibles. La mayoría de los países tenían en ese momento lo que se llama "saldo ecológico positivo", que básicamente quiere decir que su huella ecológica era más pequeña.

¿En qué se refleja esto? Los gases de efecto invernadero se emiten más rápido y a mayor escala en relación con lo que naturalmente pueden absorber los bosques y los océanos; la biodiversidad se pierde; el suelo se desertifica; aumenta la deforestación; escasea el agua y los alimentos; y aumenta la contaminación.

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    alimentación saludable

    ¿Cómo reducir tu huella?

    Para contrarrestar esto, a nivel general, tenemos que cambiar de forma urgente la manera en que producimos y consumimos los recursos.

    Pero en lo cotidiano, también puedes hacer la diferencia:

    - En primer lugar toma conciencia de que todo lo que realizas, aunque te parezca mínimo, tiene una consecuencia.

    - Piensa, antes de comprar algo, si realmente lo necesitas.

    - Repara lo que se rompe, de ser posible, en lugar de botar y comprar.

    - Evita desechar alimentos en buen estado. Compra solo lo que vas a consumir, congela o regala.

    - Camina, usa tu bicicleta, elige el transporte público o comparte el auto.

    - Evita los plásticos de un solo uso.

    - Reduce la cantidad de residuos que generas.

    - Elige bolsas de tela para hacer tus compras.

    - No elijas productos que tengan excesiva cantidad de plástico en sus envases.

    - Reutiliza lo que puedas.

    - Ahorra energía en tu hogar apagando luces y desenchufando aparatos que no uses; y optando por bombillas de bajo consumo.

    - Ahorra agua. Cierra el grifo mientras enjabonas tus platos y mientras te lavas los dientes.

    - Lleva tus propios envases y compra por granel.

    - Escoge una dieta vegetariana o vegana, o bien reduce tu consumo de carne, ya que la ganadería es una industria con una gran huella ecológica.

    ¡Sumemos acciones positivas para el ambiente!

    Fuentes:

    Vida Silvestre

    Ecointeligencia

    Aragonvalley