Con mucha frecuencia sentimos que los fines de semana y los días libres se pasan volando, especialmente cuando los estamos disfrutando. Esto lleva a que nos desilusionemos del trabajo y huyamos de él lo más pronto posible, pero, ¿cómo hacer que esos días libres duren tanto como un día de oficina?

Ignacio Morgado, director de Neurociencias del Instituto de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que “la percepción del tiempo es muy subjetiva y no coincide con lo que marcan los relojes”. Cuando disfrutamos más, las horas se van como el viento, en cambio, cuando nos aburrimos o sufrimos, el tiempo parece detenerse por completo, por lo que parecería lógico que aburrirnos sería la forma de hacer que el fin de semana dure más, pero no es así.

Para tener fines de semana más largos, lo que hay que hacer es prestarle atención a nuestra memoria.

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Fuente: Wikimedia Commons

En la memoria la noción del tiempo se altera, y los sentimientos juegan un papel muy importante, ya que recordamos mejor todo lo que nos hace sentir emociones fuertes, sean positivas o negativas. Recordamos mejor lo que sucedió cuando teníamos entre 15 y 25 años, cuando se dan los primeros amores, los primeros trabajos y los primeros viajes con amigos.

Claudia Hammond, psicóloga, dice que crear recuerdos es crear tiempo. “Si nos aburrimos en fin de semana, puede que el tiempo transcurrido nos parezca más largo mientras lo estamos viviendo, pero lo recordaremos mucho más corto, ya que no habrá nada que recordar”.

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Con esto se da a entender que, si creamos más nuevos recuerdos que en un día promedio, puede que el tiempo del fin de semana pase más deprisa, pero también acabaremos con la impresión de que fue más largo, ya que recordamos momentos, no días.

Otra sugerencia sería el cambio de rutina, ya que de esta forma estamos más conscientes de lo que hacemos y nos mantienen en modo anticipatorio, dando la impresión de que el tiempo pasa más despacio.

Fuente:

Verne