El nombre es una parte clave de nuestra identidad. Desde pequeños aprendemos a ser reconocidos por los demás de cierta forma y esa manera incide sobre quiénes somos. Hay personas que aceptan su nombre tal y como es; pero otras que no se reconocen y deciden modificarlo por otro.

¿No te ha pasado alguna vez de decir que tal persona "tenía cara" de tal nombre? Eso podría tener una explicación. Diferentes estudios mostraron que el sonido de las letras que escogieron para llamarnos puede predisponer a los demás de cierta forma cuando nos miran.  De hecho, de acuerdo a una investigación de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), podemos juzgar negativamente incluso a las personas cuyo nombre no se "corresponde" con su cara. 

¿Qué quiere decir esto? ¿Puede el nombre coincidir con la cara de alguien? 

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Hagamos un pequeño experimento. Mira estas dos figuras. Una de ellas se llama "Bouba" y la otra, "Kiki". ¿Cuál es cuál? 

Frente a esta pregunta, la mayor parte de las personas responde que la redondeada es "Bouba" y la que tiene puntas, "Kiki". Este efecto fue observado por primera vez por Wolfgang Köhler, un psicólogo alemán, y podría aproximarnos a la manera en que procesamos los sonidos, y su vinculación con lo visual.

En este sentido, hay investigadores que postulan que si un nombre nos obliga a redondear nuestros labios para pronunciarlo, esperaremos que su cara sea redonda también. Y si suena más estridente, esperaremos que su cara sea angular.

Según otros estudios (como el realizado por profesor Simon Lahan de la Universidad de Melbourne, Australia), además, el efecto de pronunciación del nombre podría también incidir en el éxito de la persona. Esto quiere decir que si un nombre es fácil de pronunciar, es más probable que genere una sensación de positividad y eso incide en la manera en la que vemos a la persona.

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¿Qué opinas tú de esto? ¿Lo has comprobado alguna vez?