Tal vez hayas oído hablar antes de la sororidad. Es un término que significa “la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo que empujen cambios sociales, para lograr la igualdad”.

El término fue acuñado por la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, y plantea la necesidad de que, ante la desigualdad de género, las mujeres se hermanen y apoyen mutuamente en todos los aspectos de la vida.

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La fraternidad entre mujeres, sororidad, es necesaria para la verdadera igualdad entre hombres y mujeres; pues muchas veces somos nosotras mismas las que, sin darnos cuenta, promovemos la desigualdad.

Si eres una mujer comprometida con la igualdad, crees en que mujeres y hombres deben tener los mismos derechos, y quieres luchar por conseguirlo, puedes empezar con pequeños pasos.

No es necesario que salgas a luchar contra todo si todavía no estás lista. Eventualmente, ya llegará tu momento. Pero puedes empezar a poner en práctica algunos cambios no tienen que ver con enfrentarse a algo, sino simplemente con unirnos entre nosotras. Si los aplicamos masivamente, empezarán a generar notables diferencias a nuestro alrededor.

Sororidad

  • Evita medir a otras mujeres por su estado civil

Toda mujer es una persona independiente, más allá de si está o no acompañada por una pareja; y más allá del género de esa pareja.

Por eso, un gran primer paso es no intentar medir a una mujer por su estado civil. Especulaciones tales como “el marido la mantiene”, “consiguió un buen partido” o “se va a morir soltera” no contribuyen a la independencia femenina, y además, son reduccionistas.

Mejor valora a las mujeres por sus acciones, por sus capacidades, y no por su estado civil.

  • Participa en espacios de mujeres

Vincúlate con otras mujeres que están haciendo lo mismo que tú: tratando de salir adelante de manera independiente, y luchando para que todas las mujeres puedan hacer lo mismo.

Seguramente en tu ciudad hay colectivos de mujeres que luchan por la igualdad de género, grupos de mentoreo hecho por mujeres para mujeres, o espacios de debate sobre la cuestión de género.

Empezar a interiorizarte en estos ámbitos te permitirá descubrir muchos aspectos sobre la lucha de género que desconocías, pero además y sobre todo, te vinculará con mujeres que empezaron antes en este camino.

Generar una red nos hace más fuertes.

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sororidad

  • Consume productos culturales hechos por mujeres
La cultura se construye todos los días, en gran medida, a través de los productos culturales que consumimos.

Sin embargo, los espacios culturales suelen apartar a la mujer (como tantos otros espacios). Si quieres empezar a apoyar el cambio cultural hacia la igualdad de género, lee a escritoras, escucha música hecha por mujeres, mira películas de directoras.

Con este sencillo acto, no sólo incorporas otra manera de ver el mundo. También ayudas a que se abran más espacios para mujeres artistas.

  • No envidies a otras mujeres por haber llegado lejos

Hay una manera sutil de quitarle mérito a la lucha de las mujeres de la igualdad, y es la siguiente: cuando una mujer llega muy alto en su profesión, se la pone de ejemplo a otras mujeres, bajo el lema “si ella pudo, tú también, solamente tienes que esforzarte más”.

Esta reducción no reconoce que se trata de casos minoritarios, cuando las mujeres somos la mitad de la población. Tampoco reconoce todos los sacrificios que tal vez esa mujer tuvo que hacer par llegar hasta ahí, seguramente más que cualquier hombre.

Como si fuera poco, sigue separando a las mujeres: ella es mujer y llegó, todo un logro. ¿No debería ser para todos igual?

Por eso, es importante no caer en la trampa y no envidiar a otras mujeres por haber llegado lejos. Es  inútil que luchemos entre nosotras por unos pocos espacios en lugar de buscar que haya igualdad de acceso a ellos para las mujeres que para los hombres.

Sororidad

  • Evita caer en estereotipos o utilizar etiquetas degradantes
“Zorra”, “puta”, “machona”, son sólo algunos ejemplos de palabras que se utilizan para referirse a mujeres, y muchas veces, salen de la boca de otras mujeres.

Las etiquetas descalifican, perpetúan estereotipos y son muy dañinas a largo plazo.

Cuando te encuentres usando una de estas etiquetas para referirte a otras mujeres, intenta resignificarla. Por ejemplo, si piensas “esa mujer se viste como zorra”, haz un ejercicio de resignificación y cambia la frase. Se puede convertir en “esa mujer no tiene miedo de vestirse como se le da la gana”.  

Descubrirás que detrás de muchas de esas etiquetas en realidad se esconden conceptos más profundos, que es necesario sacar a la luz  para acabar con los estereotipos. 

  • Brinda oportunidades a otras mujeres
Si tienes el privilegio de tener estudios universitarios, de haberte desarrollado profesionalmente y/o estás ocupando un lugar de relevancia, recuerda que la mayoría de las mujeres no tuvieron las mismas oportunidades. 

Por eso, si puedes brindarle la oportunidad a otra mujer de progresar, hazlo. Puede ser enseñándole algo de lo que sabes, o simplemente recomendándola para un trabajo

Así, estarás contribuyendo a que más mujeres tengan la posibilidad de crecer como tú lo has hecho. 


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