La fabricación y venta de vehículos eléctricos, se ha multiplicado a pasos agigantados en el mundo. Se los ha presentado como la solución respecto a la contaminación medioambiental relacionada con el transporte, pero en realidad, no se habla del efecto que producen en la atmósfera, debido a la fabricación constante de baterías, ya que poseen una vida útil.

Recientemente un estudio publicado por Volvo, dice que producir la versión eléctrica de uno de sus coches contamina un 70% más que la versión con motores convencionales, pero menos durante toda su vida.

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Las baterías de litio utilizadas en los autos eléctricos necesitan de níquel, que es un elemento químico que se extrae de la superficie de la tierra a través de un proceso de excavación que daña el ecosistema en el que se desarrolla. Con la demanda de este elemento químico aumentando de manera exponencial en los últimos años, las mineras de esta industria están buscando expandir su área de extracción. Esto preocupa a las comunidades que viven en las inmediaciones de estas empresas, y plantea el interrogante de si los beneficios ambientales que supone la adopción de vehículos eléctricos son más que las consecuencias producidas por la extracción de níquel.

Se considera a los autos eléctricos como una alternativa ecológica de transporte, pero no se tiene en cuenta el daño medioambiental que produce esta industria automotriz.

Elon Musk, dueño de la empresa Tesla, una de las mayores manufactureras de autos eléctricos, expresó: “El níquel es nuestra mayor preocupación para escalar la producción de células de iones de litio”.

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La cantidad de autos eléctricos vendidos, ha alcanzando números récord en los últimos dos años, debido al aumento de las ventas de Tesla, y con empresas como General Motors, anunciando su idea de dejar de vender autos que funcionen con motores convencionales en las próximas décadas.

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La situación de las comunidades como Palawan, en Filipinas impone el interrogante de si la reducción de la emisión de carbono que supone el cambio a autos eléctricos compensa los daños al medioambiente que la extracción de níquel produce.

En conversaciones con NBC, Gillian Galford, profesora de la Escuela Rubinstein de Ambiente y Recursos Naturales, opinó que “es un dilema ético muy complicado. Por un lado, tenemos una tecnología muy prometedora que puede ayudarnos a solucionar nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Pero, por otro lado, tenemos muchos daños ambientales acompañados de llegar a ese punto”. "No hay ninguna tecnología que vaya a resolver nuestra crisis climática, tenemos que desplegar tantas opciones como sea posible, y parte de ello puede ser el desarrollo de vehículos eléctricos y una mayor dependencia de ese tipo de vehículos. Pero también va a ser la conservación de nuestros bosques para que éstos absorban y almacenen carbono y hagan todo el trabajo que ya han hecho por nosotros, para ayudarnos a reducir los impactos del cambio climático", manifestó Galford.

palawan
Foto: Reuters.

En 2012, una ONG medioambiental con base en Japón realizó un estudio en Palawan y encontró niveles peligrosos de cromo hexavalente, una sustancia química cancerígena, en uno de los ríos cerca de la mina. Uno de los investigadores del estudio contó en una entrevista que en 2009 habían realizado una encuesta representativa y se encontraron con que el 85% de los encuestados declaró un aumento de la tos y de otros problemas respiratorios así como de lesiones en la piel. Sin embargo, a pesar de los daños ecológicos producidos por la actividad minera y por los efectos a corto, mediano y largo plazo que ésta supone, muchos de los habitantes de las comunidades que rodean a la minera están a favor de su expansión.

Debemos incrementar las energías renovables (o la nuclear o conseguir la fusión) para que los coches eléctricos realmente tengan un efecto en el impulso al cambio climático.

Fuente: El Confidencial, Infobae.