Mucho se habla respecto de la inteligencia emocional, ya que pareciera ser la herramienta más valiosa que podemos aprender para tener una vida plena. Si bien existen numerosas investigaciones de la temática, en la que se encuentran distintas definiciones complementarias, la mayoría de los autores coinciden en la conceptualización que Mayer y Salovey (1997) expresaron. Refieren la inteligencia emocional como "la capacidad para percibir, asimilar, comprender y regular las emociones propias y la de los demás".

Esto no es tarea sencilla y es por esto mismo que en este escrito compartiré los 5 componentes claves de la inteligencia emocional con el fin de que puedan ponerse en práctica y así favorecer un entrenamiento de la misma.

Los 5 componentes de la inteligencia emocional

1. Autoconocimiento: existen muchas maneras que permiten el autoconocimiento. La terapia psicológica es una de ellas, ya que permite ahondar en nuestros deseos e inseguridades, así como conocer nuestras fortalezas. En el plano emocional se refiere específicamente al conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones y cómo nos influyen ante distintas situaciones. El conocernos nos otorga mayor seguridad, como si estuviéramos en tierra firme. Al tener mayor claridad respecto de las situaciones que nos generan determinadas emociones nos permite anticiparnos y sentirnos con mayor serenidad. No estamos frente a algo nuevo y desconocido, sino que ya sabemos qué esperar.

Y vos… ¿cuánto te conoces?

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2. Empatía: es el sentimiento de identificación con alguien o la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Al compartir sus sentimientos no necesariamente buscamos “solucionar” aquello que hizo sentir a la persona así, ya que eso estaría más ligado al sentimiento de compasión. La empatía se centra en identificar y tener en cuenta las emociones de las demás personas a la hora de relacionarse. El conocer el estado emocional ajeno nos permite una visión más clara para tomar decisiones, para comunicarnos e incluso para ser compasivos en caso que decidamos serlo. La empatía es un requisito indispensable para la compasión. Resulta importante esta aclaración, ya que no necesariamente hay que implicarse en todas las vivencias de las demás personas para ser empáticos/as. Las personas empáticas suelen tener habilidades de escucha, son personas sensibles, respetuosas de los procesos ajenos, entienden la comunicación no verbal y utilizan las palabras con cuidado.

En tu caso ¿puedes ponerte “en los zapatos” del otro?

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3. Autoregulación: supone ser capaz de identificar aquello que nos sucede, monitorear su progreso e intervenir sobre el mismo para impedir acciones impulsivas que nos alejen de la capacidad de razonar. Cuando aprendemos a regular nuestros estados emocionales, podremos expresarnos de forma apropiada y regular las emociones de forma eficiente. Nuestra respuesta no es la misma si sentimos enojo o calma. La capacidad de regularnos implica primero identificar aquello que siento, comprender cuál es el ciclo de esa emoción en mí (cómo actúa, dónde la siento, qué pensamientos genera, qué acciones promueve, etc). Con esa información, podremos hacer uso de distintas estrategias que hayamos aprendido. Vale aclarar que no hay estrategias que sirvan a modo de recetas, es necesario contemplar la vivencia subjetiva y las habilidades previas aprendidas. No obstante, existen muchas estrategias de regulación emocional que podemos aprender y tener a disposición para cuando lo creamos necesario.

¿Tienes alguna/s de éstas en tu caja de herramientas?

4. Habilidades sociales: son un conjunto de capacidades que permiten que las personas se desenvuelvan de manera eficaz en el ámbito social. Son fruto del aprendizaje y la experiencia, es por esto que pueden desarrollarse y entrenarse. Básicamente, es la habilidad primordial para generar vínculos con otras personas, permitiendo expresar sentimientos, deseos, opiniones y actitudes a otras personas. Además, una persona socialmente habilidosa considera sus propios intereses y los de las demás personas, logra resolver problemas a partir de su capacidad de juicio. Éstas habilidades deben entenderse en un contexto, permitiendo un intercambio de ideas, juicios, sentimientos y emociones acorde a la situación.

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Distintos autores han desarrollado su clasificación, algunas de estas habilidades sociales, son:

  • habilidades de cooperación;
  • habilidades conversacionales;
  • habilidades de interacción social;
  • habilidades relacionadas con sentimientos, emociones y opiniones;
  • habilidades de solución de problemas, entre muchas otras.

¿Cuáles son aquellas habilidades que tienes entrenadas?

5. Automotivación: es la capacidad de motivarse a sí mismo/a. Proactividad, iniciativa, compromiso y cierto grado de optimismo es necesario para enfocar las emociones hacia nuestros objetivos y nuestras metas. Sería lo contrario a la procrastinación, palabra tan de moda últimamente, que refiere a no-hacer aquello que deberíamos hacer. En muchas ocasiones podemos ser nuestros peores enemigos, dejando para después obligaciones que luego se vuelven muy difíciles de cumplir a término.

¿En qué áreas de tu vida lográs mayor automotivación?

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¿Sabías que estos componentes de la inteligencia emocional pueden ejercitarse?

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