Cuando eliges tomar las riendas de tu vida, valorarte, cuidarte y respetarte por encima de todas las cosas, estás enfocándote en tu auto estima. Se trata de un espíritu muy nítido de auto valoración, que muchas veces es interpretada en forma equivocada, confundiéndosela con el egocentrismo y la soberbia.

Para lograr sentirte bien contigo y, en consecuencia, con tu entorno en los distintos planos -ya sea personales o profesionales-, es esencial mantener una buena auto estima. Esta condición de base para la salud y el equilibrio mental contribuye a tener una mejor calidad de vida, a estar más consciente de tu realidad y para darte fortaleza interna para atravesar en forma asertiva los desafíos que pueden presentarse.

La autoestima también es fundamental para lograr conectar mejor con las demás personas, entrar en un espacio de ser honesto (“one/est” = “uno contigo”) como una unidad de sentimiento, pensamiento y acción; y para proyectar tus niveles de éxito y satisfacción personal tan altos y tan lejos como quieras.

amor propio

Sin embargo, en el mundo actual suele confundirse autoestima con un egoísmo fuera de control. El ejemplo claro aparece cuando una persona exhibe un ego desproporcionado, donde todo circula alrededor de ellos, y se pierde noción del otro.

También, cuando se pierde la visión acerca de la responsabilidad personal ante los fracasos de la vida, y ponen excusas que apuntan directamente a otros; o cuando alguien se atribuye logros que no le son propios, o bien vive aparentando algo que no es en realidad. ¿Te resulta conocido?

Diferencias importantes

Una persona con buena auto estima vive de acuerdo con sus principios y valores, y ha dejado de criticar, juzgar y compararse con los demás.

Una persona con el ego desbocado vive de acuerdo con principios y valores donde, de alguna forma, se presiona o se somete al otro con tal de sobresalir. Es el principal enjuiciador de los demás, y los opaca al creerse en un estatus superior.

Una persona con buena auto estima no necesita hacer demasiado ruido mientras realiza su misión en el mundo. Una persona egocéntrica sí: cuanto más ruido, más vacío está (por eso quiere sonar más fuerte).

Una persona con buena autoestima es consciente de sus limitaciones, las acepta y trabaja para superarlas. A la vez, acepta a los demás sin cuestionarlos ya que eso corresponde a la realidad del otro; y no teme poner límites si se ve afectada en algo con su accionar. Mientras que alguien con el ego que le estalla por los poros jamás aceptará sus propios fallos, y menos aún pedirá ayuda. Se cree todopoderoso y que el mundo tiene que girar de acuerdo con sus reglas y leyes.

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Ego y la falsa autoestima

En el mundo también existen personas que parecen tener una auto estima por las nubes; se las distingue porque en apariencia están siempre felices, y proyectando una imagen positiva de sí mismos… incluso sin ser necesario. Este rasgo narcisista se manifiesta muchas veces en la vida de relación, en la forma en que accionan en las redes sociales, en el trabajo y hasta con amigos de años.

En este caso, la persona teme a abrirse a su ser y sentir auténtico, porque confunde vulnerabilidad con debilidad. Le parece que son la misma cosa, y tiene miedo a ser juzgado, sometido y sufrir. Ni más ni menos entra en la dinámica del miedo.

Así, cuando se trata de auto estima, una persona aprende a aceptar las felicitaciones y cumplidos desde un lugar de humildad y sentimiento genuino; mientras que el egocéntrico y narcisista lo hará pensando en la recompensa en términos de imagen o de valoración personal que el otro tendrá sobre él.

La mirada de la persona con auto estima está puesta en si misma desde un espacio sano, de autoconsciencia pura, mientras que la del egocéntrico, pone esa mirada en la aprobación del otro (disfrazado de que es él mismo quien debe aprobar o reprobar a los demás).

La autoestima se alimenta del sentido del conocimiento sobre su fortaleza y sus debilidades. El egocentrismo, en la competencia y la rivalidad.

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Valoración

7 claves prácticas para desarrollar tu autoestima

1. Verifica tus creencias y paradigmas. Cambia aquellas que ya no te funcionan y que te limitan para ser feliz y pleno.

2. Relaciónate con personas honestas y que te ayuden a crecer.

3. Enfócate en tus aspectos positivos.

4. Trabaja en mejorar los planos de la vida que necesitas transformar.

5. Consume material de ayuda personal, busca un coach, un mentor, un guía espiritual, o cualquier camino de conexión interna.

6. Descubre qué ocurre cuando no haces nada: no reacciones, no sobre-reacciones frente a las cosas. Y observa tus emociones.

7. Nivela tus estallidos emocionales, aprendiendo a reconocerlos, anticiparte y transformarlos en actitudes positivas para tu nuevo camino interior.