El lenguaje con el que nos comunicamos está lleno de significados. Todo aquello que digo, ya sea en voz alta, con gestos o hacia adentro de mí mismo, tiene una carga que es directamente proporcional al potencial de realización. ¿Cómo es esto?

Se trata de que todo aquello que piensas o dices, lo transformas en un mandato para que se produzca de esa forma. Como muchas personas acostumbran a pensar y decir lo que quieren en negativo, ese es el resultado que obtienen.

Todas las personas tienen dentro lo que puede llamarse “metaprograma del éxito”, una fuerza imparable que puede proyectar tu mejor sentir, hacer y saber en el mundo, para alcanzar los resultados que anhelas. Lo que sucede es que sólo explora y explota esa fuerza entre un 5 y 10% de la población mundial; por lo que todo el resto, la inmensa mayoría, vive de sueños que no llevan a la acción.

hablar

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El paradigma que promueve eso de “visualízalo con todo detalle y así sucederá” funciona sí y sólo si te mantienes en acción hacia tu objetivo. Pensarlo, fantasearlo, imaginarlo no produce el resultado en lo concreto, aunque esa emoción original creadora es un impulso importante desde el punto de vista conceptual.

Lo que realmente hace que las cosas se logren, es ponerse en movimiento y concretarlas.

Preguntas cerradas que te limitan

El vocabulario de las personas que, o bien están estancadas diciendo que quieren un cambio (y no lo concretan), o que se sienten totalmente desmotivadas, refleja un estado interno que es lo que conseguirán como experiencia real en sus vidas.

Por ejemplo: a más queja, menos soluciones; cuanto más te resistes a algo, más atraes eso que no quieres; fantaseas una vida con determinadas posibilidades, y envidias a quienes ya la han conseguido. Estos son imanes negativos que no permiten que des ese salto cuántico, un salto de calidad hacia las cualidades de infinitas posibilidades que se abren.

Importancia de mantener una buena postura frente a notebook y Pc

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Un paso estratégico es empezar a cambiar tu lenguaje interno y externo. Al hacerlo, cambias el circuito de información del cerebro, y le ayudas a generar impulsos nuevos que producirán tu apertura a nuevas formas de vivir la experiencia humana.

Claro que hace falta ser fuertes, persistentes y perseverantes para alcanzarlo, ya que es un ejercicio de observación constante y de corregir sobre la marcha. Una vez incorporado este “re cableo” mental, empezarás a ver el mundo con otros ojos, y te sumarás al cinco a diez por ciento de las personas que van tras sus metas, aprenden, ensayan, se equivocan, se levantan y siguen adelante.

Cinco expresiones que no te llevan a ningún lado (y cómo puedes cambiarlas)

Uno de los condicionamientos más limitantes es el de hablar (hacia dentro y afuera) con pensamientos obtusos, cerrados y sin posibilidad de generar cambios significativos.

El problema radica en que las personas responden en automático y sin reflexionar previamente, en base a comportamientos o experiencias preexistentes, que conforman un paradigma (algo que no te animas a desafiar, porque, aunque no te funcione, “piensas” que es real y natural en ti).

biodescodificación para hemorroides

Imagina que quieres tomar agua; te dices internamente y a tus amigos: “¡Qué sed que tengo!” Justo estás frente a un grifo; sabes que tiene lo que necesitas para saciar tu sed; sin embargo, te quedas observándolo; ¡hasta incluso le tomarías una foto para tu red social favorita posando junto a él! ¿Saciaste tu sed? No. ¿Qué podrías haber hecho? Abrir el grifo, tomar agua, cerrarlo. Y continuar tu camino. Es así de sencillo.

La paradoja está en que la mayoría se enfoca en lo que NO quiere y todas las buenas excusas que tienen para no moverse de donde están. No se puede cambiar a quién no quiere cambiarse a sí mismo.

Estas cinco expresiones que probablemente dices con mucha frecuencia son iguales que tu imagen frente al grifo, sin moverte ni tomar acción: te dejarán sediento y quizás fantaseando en lo bueno que pudiese haber sido cualquier cosa, si te hubieses animado a avanzar.

Te invito a revisarlas; propongo, en cada una, un ejercicio específico, sencillo y gratis: le llamo “el antídoto”. Si te comprometes a practicarlo empezarás a cambiar ese paradigma limitante por otros constructivos y de acción:

feedback positivo

“No sé lo que quiero”

Antídoto: Haz un FODA.

Toma una hoja de papel en blanco, y divídelo en cuatro cuadrantes, donde anotarás las siguientes consignas: Fortalezas (arriba a la izquierda), Oportunidades (arriba a la derecha), Debilidades (abajo a la izquierda) y Amenazas (abajo a la derecha).

En Fortalezas harás una lista exhaustiva de todos tus rasgos distintivos, formación, preparación, oficios, esas cosas en las que eres muy bueno y sobresaliente. También escribirás cuál es tu valor diferencial.

En Oportunidades escribirás esas brechas donde te parece que puedes insertarte; ese diferencial que puedes aportar desde tus fortalezas; y también dónde te sentirías realizado y alcanzando un logro que sea significativo para ti.

En el cuadrante de Debilidades va todo eso que ya tanto sabes: los “no” que usas como excusas y que antepones a casi todo (por el momento…) ¿Qué te falta aprender? ¿Necesitas conectarte con alguien en particular?, etc.

Por último, en el espacio de Amenazas, anotarás tu visión de qué podría ser riesgoso para llevar adelante tus fortalezas y las oportunidades que has detectado, aún habiendo superado las debilidades.

foda

Una vez realizado, elige una sola acción concreta y específica de tus Debilidades -haciendo foco en una de tus Fortalezas y una de las Oportunidades-, en la que te comprometerás a ti mismo a focalizar durante los próximos 33 días corridos, día y noche; y a ponerla en acción con pequeños pasos microscópicos. El día 34 observa el resultado si lo haces a consciencia.

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“No sé”

Antídoto: Descubre tu DON.

Todos venimos al mundo con un don especial, eso que nos distingue y nos hace únicos. Las personas somos todas diferentes, y, desde una concepción amplia, podemos hacer aportes distintivos si tenemos en claro el propósito de vida y el legado -eso que dejaremos cuando ya partamos de esta forma física-.

El don es algo que resuena muy profundamente en ti; posiblemente se trate de un aspecto que llevas desde que tienes consciencia, usualmente desde la infancia; quizás esté tan oculto que no puedas reconocerlo rápidamente.

En esta ejercitación, es importante que tomes un cuaderno de notas dedicado sólo a esto, y que recortes fotos de periódicos y revistas que se relacionen, exclusivamente, con aspectos tuyos que te gustan y te diferencian de los demás. Ese hobby que hace años que no retomas; aquel deporte por el que sentiste pasión; esas canciones que te hacen vibrar; lo que sea puede conectarte con la esencia de tu don.

Lettering

Si tuviésemos que dibujar el don podría ser una huella digital: única, irrepetible.

Este ejercicio consiste en escribir acerca de lo que te gusta hacer; eso que te distingue; lo que te hace feliz y te produce un gran placer. Haz una extensa lista de cómo podrías traer eso más presente al día a día de tu vida, con todo detalle. La invitación es a que escribas por lo menos 100, 500, 1000 cosas concretas, y, a la vez, cómo estaría tu estado interno emocional si las concretases.

Una vez que lo hayas intuido o reconocido, cada vez que aparezca la frase “No sé” en palabras o pensamientos, conéctala de inmediato con el don al que te has aproximado ejercitándote. Colócate imaginariamente en ese lugar y espacio, el espacio de tu don personal y piensa, siente y vibra en cómo expresaría esa misma reacción si tu don tuviese una voz y el poder de la palabra.

Observa los cambios y practícalo diariamente durante al menos cuatro semanas corridas.

“No sé qué hacer”

Antídoto: haz un mapa mental.

Hay muchas formas de realizar mapas mentales, una herramienta excelente para conceptualizar ideas dispersas, enfocar y tomar decisiones.

Aquí propongo que partas de escribir algo que, intuyes, puede ser un camino probable en ese “no sé qué hacer” tan inespecífico: siempre hay un aspecto, un primer paso intuitivo. Déjate llevar por esa corazonada, por más lejana que parezca.

Coloca esa palabra en el centro de una gran hoja de papel. La izquierda será el territorio lógico y racional, lo mental, los cálculos, las probabilidades, el pensamiento duro (hemisferio izquierdo del cerebro). La derecha, el territorio emocional, blando; la comunicación, empatía, el amor, los sentimientos, la comunicación (hemisferio derecho).

Lettering

Este ejercicio consiste en que liberes tu potencial creativo y vuelques todo lo que se te ocurra en forma de palabras; incluye muchos colores, y utiliza líneas, flechas y conectores para ligar lo izquierdo con lo derecho.

Dedícale unas horas a hacerlo a consciencia, dejando que surja todo lo que tienes dentro y no has sabido manifestar. Luego, observa el resultado. Toma consciencia de cómo se han conectado ideas muy racionales con lo blando.

Cuando irrumpa tu frase limitante “no sé qué hacer” piensa en este ejercicio y en todas las combinaciones posibles para responder ante eso que antes te inmovilizaba o generaba dudas. Elige un camino y ponte en acción empezando por un primer paso, por pequeño que sea.

“No puedo”

Antídoto: la lista de imposibles.

Este ejercicio es sumamente práctico y sencillo: cuando te asalte el pensamiento de “no puedo” acerca de cualquier cosa, inmediatamente toma lápiz y papel y empieza a volcar en formato escritura libre (lo primero que se viene a tu cabeza) la lista de las cosas imposibles que lograste en el pasado, por pequeñas que sean (desde preparar un huevo frito hasta dar a luz a un hijo, o conseguir un trabajo, superar un desafío de cualquier tipo). Es decir, que las transformaste en posibles.

posible imposible

Al verificar esos puntos de referencia en el pasado, tu “no puedo” quedará disminuido ante la evidencia del “pude”. Y desde allí, accionarás en forma completamente diferente.

“Sí, pero…”

Antídoto: Haz una matriz de A a la Z (reprogramación positiva)

En este caso, la frase limitante encierra una gran contradicción: aparece el afirmativo, “sí”, seguido del “pero” que anula todo lo anterior. Es decir, estás en un punto sin retorno y sin acción posible. Un callejón sin salida.

La próxima vez que te descubras diciendo “Sí, pero…”, toma tu ayudamemoria que harás en una tarjeta o papel pequeño, donde dibujarás una serie de guiones largos en unos cinco renglones largos (como para colocar simbólicamente palabras; serán espacios para completar). Al comienzo la letra A y al final la letra Z.

Escribir a mano un cuaderno personal

“A” representará el hecho al cual estarías diciendo que “sí” en algún aspecto; lo del medio, será el “pero…”; y la “Z” final, la consecuencia de tu proceso mental inconsciente.

Tomemos como ejemplo que te invitan esta noche a comer comida china, algo nuevo para ti. Tu respuesta sería “Sí, pero…”.

El ejercicio podría quedar así. “(letra A) Sí, vamos a comer comida china. Pero… - y aquí empiezas a completar esos guiones largos, por ejemplo > Como nunca comí comida china temo intoxicarme. Y si me intoxico (retomas la última palabra) me enfermo. Y si me enfermo deberé ir al médico. Y si voy al médico me va a internar. Y si me interna puedo contraer un virus intrahospitalario. Y si contraigo el virus … (vamos a la Z) Me voy a morir.”

Y resumes: “Entonces, si vamos a comer comida china… me voy a morir”

Al verlo de esta forma, resulta completamente disparatado; no guarda ninguna lógica este esquema de pensamiento: aunque, debo advertirte, que es como funciona en el inconsciente en gran cantidad de personas.

De esta forma, puedes desnaturalizar algo inconsciente, llevándolo a un plano muy poco real, para elegir de una mejor forma.

ojos verdes

Ahora exploremos este ejercicio en positivo en vez de responder “Sí, pero…” en automático:

“(letra A) Sí, vamos a comer comida china. Quiero comentarte que - y aquí empiezas a completar esos guiones largos, por ejemplo > Como nunca probé comida china te pediré si puedes guiarme. Si me guias (retomas la última palabra) aprenderé algo nuevo. Si aprendo algo nuevo, ampliaré mi conocimiento culinario. Y si amplío mi conocimiento, siento que estoy creciendo. Por lo que la sentir que estoy creciendo al aprender algo nuevo … (vamos a la Z) voy a disfrutar de esta nueva experiencia.”

Y resumes: “Entonces, si vamos a comer comida china… voy a disfrutar de esta nueva experiencia.”

Si lo practicas lo suficiente, incorporarás este mecanismo en forma espontánea, cambiando completamente el nivel de resultados concretos en tu vida.

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¿Y tú, ya estás listo para incorporar estos antídotos para las 5 expresiones limitantes?