Si hablamos de sostenibilidad en ciudades, debemos tener en cuenta el sentido más amplio de esta palabra. Que algo sea sostenible o no, recae directamente en el equilibrio de tres componentes principales: la parte ambiental, la parte económica y la parte social.

Para poder alcanzar el tan preciado desarrollo sostenible, es necesario que estas tres partes puedan coexistir.

Pero… ¿qué sucede con las ciudades?

En las últimas décadas, el proceso de urbanización ha ido creciendo de manera exponencial. Eso incluye un aprovechamiento desmedido de los recursos y un desabastecimiento de servicios.

Según la ONU, las ciudades del mundo ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono y por consiguiente todo esto genera conflictos socioeconómicos.

Aún así, hoy en día, los asentamientos de todo el mundo están luchando por lograr un equilibrio.

Existe un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 11) establecido por Naciones Unidas que apela a que todas las ciudades puedan desarrollar sus actividades de manera inclusiva, apelando el aprovechamiento de los recursos naturales de manera respetuosa y aplicando tecnologías que se adapten a las necesidades actuales sin dañar las de las generaciones futuras.

Lograr vivir en una ciudad sostenible es posible siempre y cuando se generen políticas ambientales que sean claras y alcanzables en un determinado tiempo.

A continuación, les comparto algunas prácticas que hacen de una comunidad un lugar sosteniblemente habitable:

  • Recolección diferenciada de residuos

Es muy importante disminuir el volumen de desechos que llegan a una disposición final sin tratamiento y apelar a aumentar los programas de recolección y las cooperativas de trabajo que se dedican a darle una segunda vida útil a estos materiales.

Otra opción con respecto a los residuos, es el aprovechamiento de aquellos que son orgánicos para realizar abono. Es una buena idea el implemento de composteras comunitarias en espacios comunes para que los vecinos puedan acercar sus residuos.

  • Aumentar los espacios verdes de especies nativas

Es una buena manera de compensar la huella de carbono de una ciudad, plantar nativas es devolverle a una comunidad su identidad y también es una manera viable de cuidar la fauna y los polinizadores locales.

  • Movilización sostenible

Muchas ciudades han implementado el alquiler de bicicletas dentro de las ciudades, ya sea con un fin turístico o de utilización cotidiana. ¡Es una gran idea! Ya que no solo evitamos emisiones de CO2 a la atmósfera sino que también, se favorece la calidad de vida de los ciudadanos al realizar actividad física.

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  • La información es poder

Por ejemplo, programas de educación ambiental tanto en escuelas como a cualquier persona que esté interesada, información en portales digitales, audiencias públicas, etc son prácticas necesarias si se quiere generar un cambio de paradigma. Hacer partícipe a toda la comunidad da un sentido de pertenencia que logra que sí o sí queramos cuidar el lugar en donde habitamos.

  • Compromiso social

Lograr buenas prácticas socio-ambientales incluye aceptar un compromiso con el lugar en donde vivimos e involucrarse con las necesidades es también una manera de cuidar el espacio en donde habitamos.

  • Soberanía alimentaria

En muchos lugares del mundo la principal actividad está relacionada con algún alimento. Poder elegir qué cultivar y cómo hacerlo representa lo que se conoce como soberanía alimentaria, en donde a su vez, el rol de la mujer cumple un lugar muy importante lo que logra también una lucha contra las desigualdades.

Te invito a que recorras tu barrio y hagas una lista de aquellos aspectos que se podrían mejorar… ¡Una comunidad sostenible también empieza en casa!

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¿Consideras que este tipo de prácticas son alcanzables o se realizan en el lugar en donde vivís?