Luego de meses seguidos de aislamiento, distanciamiento social e incluso de padecer algún tipo de afección que requiere un reposo prolongado, suele aparecer un estado anímico y emocional que se ha estudiado específicamente en estas personas, y se le llama “el síndrome de la cabaña”.

Se trata de una situación de habitualidad y hasta acostumbramiento a permanecer distanciados del mundo, presentando dificultades para volver a conectarse en una forma parecida a la situación previa del confinamiento.

El origen de estos análisis de conducta se remonta a principios del siglo XX, cuando buscadores de oro o cazadores volvían a sus hogares luego de varios meses encerrados en sus cabañas y manifestaban signos de miedo, agobio, desconfianza y extrañeza frente a su entorno de origen.

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Conocido también como "fiebre de la cabaña", si bien no es un síndrome catalogado como tal por la Organización Mundial de la Salud, el aislamiento social provocado por la pandemia global del coronavirus ha influenciado el comportamiento de millones de personas que, por más que hayan permanecido conectadas virtualmente desde sus hogares, se refleja en formas de actuar y de sentir muy diferentes a las que tenían antes de recluirse.

Los principales factores

Si bien los expertos en salud mental no han concluido sus estudios, sí se sabe que en el aislamiento aparecen ciclos donde las personas sienten aburrimiento, sensación de estar enjaulados, irritabilidad, soledad, frustración, trastornos en los ciclos del sueño y también angustia.

Uno de los aspectos que suele aparecer con mayor frecuencia es el temor de salir a la calle, contactarse con personas, o volver a hacer actividades que eran cotidianas, como tomar el transporte público o hacer las compras.

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A esto hay que sumar factores externos a la persona confinada, como el miedo a perder el empleo, a contagiarse de enfermedades, incertidumbre sobre el rumbo de las cosas, la presión social por querer empezar a vivir una nueva normalidad, y las reglas de control que imponen los gobiernos y que amplifican el temor, en vez de disminuirlo. En nada contribuye a la salud mental el tener pendiente de un hilo a millones de personas cuando los gobernantes toman decisiones apresuradas, contradictorias, o cuando se pelean, en vez de generar paz y ayudar a crear mejores condiciones para la población.

A su vez, se entra en un agotamiento físico, emocional y mental a partir de un estrés por desgaste, producto de sostener la situación durante tiempos muy prolongados, y la falta total de certezas sobre cómo se desenvolverán hasta las más básicas de las situaciones al día o la semana siguiente.

5 tips para superar el síndrome de la cabaña

Cómo una forma de orientar algunas líneas de acción para afrontar el momento de desafío frente al aislamiento prolongado y la salida de la “cabaña” de cada persona, aquí van estas cinco ideas.

1. Aplicar herramientas de afrontamiento

Todas las personas cuentan con un reservorio de técnicas que, aunque no las tengan conscientes, permanecen dentro de sí y salen a la luz ante las situaciones que actúan como disparadores. La resiliencia es una de ellas: sólo se pone a prueba frente al momento límite. Un ejercicio que sirve en estos casos es apreciar lo bueno que ya está presente en el día a día, y considerar una apertura paulatina a revincularse con el medio, empezando de menor a mayor, sin necesidad de sobre exigirse; aunque sería importante hacerlo con continuidad.

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2. Crear estrategias basadas en situaciones gratas

Dentro de lo posible, el volver a la calle y a cierta cotidianeidad se puede diseñar en forma paulatina de acuerdo al ritmo de cada persona. Y si se lo hace en forma amable, por ejemplo, tomar un café con una persona querida o volver a hacer deporte, se fomenta la afectividad y la empatía, el roce, el tomarse de las manos y las miradas, que conforman un entramado indispensable en la estructura emocional de cada uno.

3. Ganar confianza

Al tener experiencias positivas, observar las emociones y pensamientos que se tienen vas a ganar en auto confianza. Este aspecto puede ser un gran impulsor para tener entusiasmo por repetir la experiencia de encuentros, de retomar actividades y salir del aislamiento, siempre cuidando los protocolos que estén vigentes. Al ganar auto confianza disminuirán los miedos, y aparecerá el componente de la seguridad interior para ayudar a atravesar la reinserción.

4. Observar la actitud en la vuelta al trabajo presencial o híbrido

Mucho se habla de una nueva forma de trabajar, de la mano de la transformación digital que viven la mayoría de las actividades. La actitud es un factor clave al hablar de estos temas en la actividad que cada uno desempeña, puesto que, si estás viviendo el síndrome de la cabaña, probablemente la respuesta automática será seguir en ese estado de ensimismamiento y lejanía dentro de tu hogar.

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Al mirar el tipo de actitud que tienes frente a estas posibilidades, te darás cuenta de qué activadores internos están disparándose, y, desde allí, podrás escoger lo que mejor te apoye para probar alternativas distintas al aislamiento, a tu ritmo y medida, y adecuado a lo que necesita el negocio y las responsabilidades que tienes.

5. Evitar crear más fantasías negativas

La situación de confinamiento social prolongado lleva a elevar los niveles de creación en negativo en la mente. Por eso se tiende a ver escenarios de donde es difícil salir. Es posible colocarse en una posición más equilibrada y considerada no solo desde tu perspectiva, sino desde lo que los demás pueden requerir de ti, y de tu re-conexión con el mundo.

Sin forzarte, es necesario trabajar en generar un modelo mental que apunte a que las emociones y sentimientos se vayan tiñendo de una dosis de optimismo realista que, sin negar lo que pasa, te permita sobrellevar los momentos de aislamiento, y proponer cursos de acción y de acercamiento sin vulnerar lo que estás sintiendo. El proceso será progresivo, hasta que llegará un momento en que tu mente creará mejores condiciones, en positivo, para animarte a salir de tu cabaña.

¿Cómo lograrlo?

Para todo este proceso hay muchas personas que logran resolverlo por sí mismas, y otras que necesitan ayuda de psicoterapeutas, lo que es muy adecuado en casos donde sientes que no logras salir adelante. También puede ser útil el counselling -consejería psicológica- y tener conversaciones de coaching ejercido en forma profesional si es que estás con parálisis para actuar y esto te impide definir metas, objetivos, y un sentido de ser en el mundo.

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En cualquier caso, la salida de la cabaña se hace desde adentro. Y en ese camino encontrarás muchas personas en situaciones parecidas con quienes compartir lo que te sucede, mientras te animas a dar estos primeros pasos para despedirte de ese espacio que habitaste mucho tiempo.

Tal vez esté siendo hora de mudarte y encauzar tu vida nueva, habiendo evolucionado en ese período de aislamiento; y no te sorprenda que quizás hayas aprendido mucho de ti y de los demás. Porque, si logras tomar consciencia, quizás hayas crecido y evolucionado en muchos aspectos, y eso es para que te lo reconozcas como un escalón de avance más allá de todo lo vivido.

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¿Y tú, has sufrido este síndrome durante los meses de pandemia?