Existen algunos hábitos o costumbres que de solo pensar en ellos hacen sentir desagrado y rechazo. La razón es que estos hábitos de los que hablamos resultan asquerosos para la mayoría de la gente. Sin embargo, no todos son realmente tan horribles como pensamos.

Hoy te mostramos ocho hábitos que pensamos son asquerosos, pero son comunes e incluso buenos para nuestra salud.

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Orinar en la ducha

Aunque resulte alarmante hablar sobre esto, los investigadores descubrieron que el 75% de las personas lo han hecho alguna vez en la vida.

En realidad, el ácido úrico y el amoniaco que se encuentra en la orina pueden ayudar a la prevención de las infecciones fúngicas en los dedos de los pies, aparte de ahorrar dinero de las facturas del agua al no hacer el gasto adicional de jalar la cadena.

Escupir

Sí que parece asqueroso, especialmente cuando se hace en público, pero hacerlo cuando te encuentras en plena actividad física o de ejercicio puede ayudarte a conseguir una mejor respiración.

Debido a que al realizar ejercicios solemos respirar por la boca y esto produce saliva, que interfiere en el proceso de la respiración, resultando normal y recomendable hacerlo durante las actividades de constante movimiento.

Masticar chicle

El hecho de mascar chicle o goma de mascar no rinde ningún fruto o propósito nutricional, y en verdad puede ser malo para el estómago, aunque hacerlo proporciona cierta habilidad para tomar mejores decisiones en ciertas pruebas, agudiza tu memoria, reduce el estrés y equilibra tus hormonas. No es bueno en sí, pero si eres de los que necesitan una ayuda para concentrarse, es mejor opción que la cafeína.

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Flatulencias

No te das cuenta, pero lo haces incluso cuando duermes, unas 3 o 5 veces durante el sueño. Cuando estás despierto logras liberar unos 14, sin siquiera darte cuenta. Luego de cada comida, tu tracto digestivo comienza a producir dióxido de carbono y metano, lo cual es completamente normal. El tratar de contenerlos puede provocar dolor abdominal.

Eructar

Los eructos pueden ser realmente buenos, en especial si son luego de una gran comida: este aire está de más en tu organismo. Tratar de mantenerlo dentro de tu estomago puede provocar un golpe de ácido gástrico en el esófago y resultar en un gran dolor en el pecho.

Por otro lado, el exceso de eructos en un día puede ser síntoma de la enfermedad de reflujo ácido.

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Morderse las uñas

Cuando te muerdes las uñas, consumes algunas de las bacterias que están sobre y debajo de ellas. Esto lleva a tu sistema inmune a comenzar a producir glóbulos blancos que ayudan a combatir estas bacterias. Tu cuerpo también registra las bacterias en tu banco de memoria, por lo que, si te encuentras una determinada bacteria por segunda vez, ya tendrás los linfocitos capaces de superarla.

Algunos estudios muestran que los niños que se chupan los dedos o se mordisquean las uñas tienen menos probabilidades de sufrir alergias.

Hurgarte la nariz y comerte los mocos

Según algunos estudios, este acto que resulta tan desagradable para casi todos, puede ayudarte a estimular tu sistema inmunológico, los mocos que entran en tu organismo contienen mucinas salivales que podrían combatir las bacterias que causan cavidades. Los mocos ayudan a la producción de glóbulos blancos en el cuerpo.

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Saltarse las duchas

El exceso de agua y jabón sobre tu piel actúa eliminando algunos aceites esenciales para la hidratación y mantenimiento. Incluso una ducha sin jabón destruye las bacterias benignas que se encuentran en tu piel. Dejar de bañarte por uno o dos días puede, en realidad, ser una decisión saludable.

Si tú posees alguno de estos hábitos, puedes gritarlo orgullosamente y dar razones para ello, aunque probablemente te encontrarás con resistencia por parte de algunas personas.