Se entiende por higiene mental al “conjunto de actividades que permite que una persona esté en equilibrio con su entorno sociocultural”. Así, quienes gozan de una buena higiene mental son capaces de adaptarse al contexto en el que viven y se sienten en equilibrio con él.

Pero hay que entender que, como cualquier hábito de higiene, se trata de algo que hay que practicar a diario. No es algo que se tiene o no se tiene: es algo que se hace o no se hace.

  • Por eso, es importante practicar a conciencia la higiene mental, entendiendo que es una herramienta necesaria para sentirnos en armonía la porción de Universo que nos ha tocado habitar. Estas son algunas de las actividades diarias que puedes incorporar a tu rutina: 

higiene mental

1. Se más independiente

Este es uno de los puntos básicos para tener una buena higiene mental. Si eres una persona dependiente, todo lo que pase a tu alrededor te afectará. Entonces, tu salud mental dependerá siempre del afuera.

Es importante que intentes fortalecer tu autoestima y comprender que puedes afrontar solo muchas cosas. Claro que a veces no podrás evitar que el contexto te afecte. Pero tus decisiones y tu vida no pueden depender de él 100%.

No es fácil, pero quizá los puntos que sigue te den más herramientas para lograrlo.

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2. Satisface primero tus necesidades básicas

Está claro que una buena salud mental tiene mucho que ver con cuidar y respetar nuestro cuerpo, pues cuerpo y mente están íntimamente ligados.

Por eso, satisfacer las necesidades más básicas es importante, y darles prioridad. Quizá te parezca obvio, pero no estamos hablando más que de comer bien, mantenerse hidratado, dormir 8 hs. diarias, mantener una sexualidad activa.

Ponte a pensarlo ¿Cuántas veces reprimes esas necesidades básicas por cuestiones como el trabajo, la dieta, etc.? Reprimir no hace más que desequilibrarte, y por eso satisfacer las necesidades básicas es vital.

3. Aprecia tus virtudes

Eres una persona valiosa, y debes entenderlo y aceptarlo. A veces, es más fácil ver tus errores que tus virtudes. Así que haz este ejercicio: mírate al espejo, y descubre todo lo bueno que hay en ti. Dilo en voz alta. O escríbelo.

Reconocer y recordar cuánto vales te ayudará a mantener tu higiene mental.

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4. Aprecia las virtudes de los demás

Como dijimos, la higiene mental tiene que ver con el entorno. Por eso, es importante que te relaciones de forma positiva con la gente que te rodea.

Si has logrado valorarte a ti mismo, no te resultará complicado ver las cosas buenas de los demás. Quizá a veces surge el impulso de destacar lo negativo de los otros, parece más fácil criticar que halagar.

Sin embargo, si empiezas a hacer el ejercicio de quejarte menos de los demás y destacar sus rasgos positivos, verás que tú te sientes mucho mejor, y también la gente que te rodea.

5. Gestiona tus emociones

Tienes que entender que es importante que, en primer lugar, aceptes tus emociones. Escuchar tu respuesta emocional ante ciertas situaciones, y entenderla, te permitirá controlarla.

Es que de otro modo, eres esclavo de tus emociones. En lugar de ello, debes saber usarlas en tu favor. No se trata de convertirse en alguien frío sin sentimientos. Sino de saber distinguir emociones positivas de negativas, y saber qué hacer con cada una.

Escúchate y trata de descubrir tus emociones y conectar sanamente con ellas.

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