La psicología entiende cuatro fases en la vida en las que encontramos amistades significativas. La infancia, la adolescencia, la adultez y la edad media. La última etapa es la más difícil para hacer amigos, sin embargo, cada vez que una amistad se pierde, en cualquier etapa, representa una crisis, pues una suposición general es que las amistades son para siempre.

Esta crisis es sólo una de las cosas que nos puede hacer sentir que perdimos el rumbo, que el piso se mueve y que no hay una dirección correcta en la vida. La gente que necesita dejar ir ciertas cosas para ser feliz, a veces es difícil, pero sin duda la recompensa, además de sabiduría, es un sentimiento de paz al poder sonreír sin temor al futuro.

Las amistades que no evolucionan

Lo que ya explicamos. La gente se transforma y aunque no lo quieran, los gustos, los lugares en común y pronto las conversaciones, cesan. No debes sentirte mal por separarte de las personas que significaron todo para ti. Claro, siempre y cuando tengan motivos para alejarse o dejen de coincidir. Algo peor es seguir con una persona que ya no aporta mucho en tu vida personal, pero está por compromiso.

La parálisis espiritual

Muchas personas que sufren de ansiedad saben lo que significa no ser capaz de mover un dedo por días, incluso hay quienes dicen haberse sentido anestesiados por años, paralizados por el miedo. Sin embargo, la única forma de seguir adelante es moverse. Si tienes ansiedad, buscar ayuda profesional es imprescindible, pero si no la tienes, recuerda que todo el tiempo que no estés avanzando, tu vida y tus problemas seguirán igual.

El ego

Avanzar en tu vida y encontrar la felicidad van de la mano, pero para ello necesitas experiencia, y si algo te enseña la vida es que el ego sólo sirve para hacerte más miserable. El ego en el que muchas personas se escudan demuestra a la distancia la inseguridad de la persona. Esto se ve mucho más en el ámbito laboral, siempre es una lucha de egos, pero si de deshaces del tuyo, o por lo menos aprendes que no es lo más importante, podrás encontrar el camino hacia arriba sin necesidad de pasar por encima de los demás.

El pasado

A veces avanzamos, pero lo hacemos lentamente debido a que estamos cargando con el pasado. ¿Cuántas personas no conoces que dejan pasar la oportunidad de enamorarse por seguir enganchada con su ex, o las que siguen esperando que su vida se transforme en lo que pensaron que sería? No, el pasado está para recordarlo y aprender de él, pero confiar en él para todo es aferrarse a las cosas que no han sido.

Dejar eso es sentirse más liviano, sin expectativas de lo que fuimos y sólo con la esperanza de lo que podemos ser. Tropezar con esas cuatro cosas es común, nadie se salva de dejarlas para siempre, pero si recordamos que no tenemos que vivir atados a ellas, realmente abrimos camino a la felicidad.