Quizás alguna vez te pasó que alguien te dijo o tú mismo notaste que estabas frunciendo el ceño más de lo habitual, sin que hubiera sol de frente, mucho viento o algún otro estímulo externo que te lo generara.

Es que a veces no nos damos cuenta pero nuestro rostro refleja nuestro estado interno, aún aunque no queramos. Por eso, si estamos estresados, ofuscados, o preocupados es muy común que nuestro ceño se vea fruncido.

Si esto lo hacemos de forma recurrente, a medida que pasa el tiempo la piel va marcándose con pequeñas arruguitas que nos recuerdan que era mejor que nos tomáramos el tiempo para relajar, también, los músculos del rostro.

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Una expresión serena y alegre, aunque sea "forzada", le brinda información positiva a nuestro cerebro, como si le transmitiera la información de que todo está bien, de que no hay motivo para estar alerta, algo que el estrés constantemente nos provoca.

Por eso, aquí en esta nota aprenderás cómo hacer un ejercicio fácil que puedes aplicar para dejar de fruncir el ceño y así verte (¡y sentirte!) menos preocupado.

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EJERCICIO

Con las manos limpias, frota un poco las palmas entre sí para darte un poco de calor antes de tocar tu rostro.

Ahora frota también el entrecejo, de abajo hacia arriba, con la yema a del dedo pulgar o el mayor de abajo hacia arriba. Masajea también cada sien.

Mientras lo haces, inspira y exhala tranquilo, relajando los músculos de tu rostro cada vez que vacías tus pulmones. Mantén la mandíbula sin tensiones, lleva la lengua al paladar y entreabre un poco la boca si esto te ayuda a suavizar más la expresión.

Ahora haz una presión con tres dedos de cada mano, sobre el hueso de las cejas, tal como ves en la fotografía.

Si pruebas fruncir el ceño ahora verás que no puedes. De eso se trata el ejercicio. Al tensar, fortaleces el músculo depresor de la ceja y el piramidal de la nariz. Eso te ayudará a ir, de a poco, quitándote la tendencia a fruncir el ceño.

Fuentes:

La Nacion