Desde Aristóteles, pasando por Charles Darwin hasta los más jóvenes científicos, la búsqueda de la felicidad es una preocupación para muchas personas. Sin embargo, solo puede prometerse la búsqueda, ya que es imposible garantizar la felicidad misma.

¿Puede la ciencia ayudar? Sigue leyendo para averiguarlo.

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¿Qué dice la ciencia sobre la felicidad?

Distintas investigaciones apuntan a que se podría obtener la felicidad mejorando los placeres y los estados de ánimo positivos en la vida diaria. La neurociencia del placer y la recompensa proporciona perspectivas relevantes.

Los científicos han logrado avances sustanciales en la comprensión de la psicología y la neurobiología del placer sensorial. Estos avances hacen que el lado hedónico sea más manejable para un enfoque científico de los fundamentos teóricos de la felicidad.

Aunque la neurociencia de la felicidad todavía está en sus inicios, se podrían lograr más avances a través del mapeo y la superposición entre las redes cerebrales del placer hedónico con otros, como la red predeterminada del cerebro, potencialmente involucrada en el otro ingrediente de la felicidad: la eudaimonia (significado de la vida).

¿Cómo puede afectarte el estrés?

La primera evidencia directa de que el estrés puede reducir una parte crucial del cerebro humano fue compilada por científicos que utilizan escáneres de resonancia magnética (IRM) de alta resolución, según el Dr. Robert Sapolsky de la Universidad de Stanford.

En un artículo de revisión de la revista Science, el Dr. Sapolsky dijo que el trabajo de varios grupos de investigación muestra vínculos entre las experiencias estresantes de la vida a largo plazo, la exposición a largo plazo a las hormonas producidas durante el estrés y la reducción de la parte del cerebro involucrada en algunos tipos de memoria y aprendizaje.

¿Es permanente el daño cerebral vinculado al estrés? Sapolsky dijo la exposición a corto plazo a los glucocorticoides (hormonas producidas durante el estrés) causa que las neuronas se reduzcan, pero se recuperan cuando los niveles de las hormonas vuelven a la normalidad. La exposición a largo plazo causa daños irreversibles.

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Fuentes:

Cognitive Science

Universidad de Stanford