El amor está presente en todo tipo de meditación. La sensación de relajación, de calma, de seguridad, de placer, está allí tanto cuando amamos como cuando meditamos.

Además, el amor y la meditación se producen en el presente; se sienten en el aquí y ahora. Quizás alguna vez te pasó de estar con alguien que amabas y sentir que el tiempo y el espacio perdían dimensión; lo mismo que ocurre cuando meditamos. Hay otro tipo de conexión que se produce y, en el caso de las parejas, no necesariamente tiene que ver con el sexo.

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¿De qué se trata?

Del amor. El amor es la más profunda de las meditaciones, nos conecta con nuestra trascendencia.

Cuando estés con la persona que amas, permanece presente en el abrazo, en el beso. Enfócate en lo que se produce y no en ti o la otra persona. Hay algo que se genera entre ambos y es eso lo importante. Fúndete en ello con cada latido.

Ambos están unidos en una experiencia profunda, que va volviéndose meditativa en tanto puedan olvidarse de lo meramente físico, y dejar el amor fluir, estando presentes, atentos, receptivos, percibiendo lo que sucede de una manera creativa e intuitiva.

Ya no estamos hablando de una sexualidad distante o puramente corporal; sino de un intercambio profundo, de conexión sensorial y emocional.

Al hacer el amor como una meditación, dejamos de pensar, aquietamos los pensamientos; hay un acto de entrega al momento presente.

Así ambos pueden experimentar al meditar juntos, la unión más sincera y verdadera de sus almas.

y tu, ¿ya probaste meditar con tu pareja?

Fuentes:

mundometafisico

lamenteesmaravillosa

www.allabouttantra